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Por Johnny Arrendel

En el PLD la tradición es consultar a las bases


Cuando Juan Bosch funda el Partido de la Liberación Dominicana en 1973, junto a dirigentes también renunciantes del perredeísmo, queda establecido, como principio fundamental, que las bases siempre tendrán el poder de decisión en sus manos en torno al destino de la organización.


Es por ello que el Congreso es la máxima instancia de decisión, ya que involucra a toda la estructura partidaria en la definición de su estructura orgánica, objetivos, Estatutos; líneas política, programática y de masas.


Pero entre cada Congreso ordinario del PLD, tenemos que el Comité Central es la representación más auténtica como organismo superior, y que por lo regular es convocado a su vez para conocer puntos que emanan desde el Comité Político, órgano ejecutivo que trata agendas del día a día del país.


Apuntar que las mujeres y hombres que componen el Comité Central son elegidos mediante votaciones de las bases realizadas sobre la consideración de méritos en dos planos distintos, uno de trascendencia nacional y otro a nivel local, a modo de reconocer la labor de cada militante dentro de su ámbito de alcance.


Las decisiones que toma de manera democrática el Comité Central son vinculantes para todo el PLD, en tanto, instancia superior orgánica entre Congresos Ordinarios.


Sin embargo, cuando el Comité Central aborda puntos que afectan a los Estatutos del PLD, su Declaración de Principios o las líneas programáticas, entonces es ineludible la consulta a las bases mediante el mecanismo del plebiscito.


Así ha sido desde el momento que nace el PLD, toda propuesta vinculante de carácter estatutario o de principios ha debido ser refrendada por la membresía del PLD.


Pero el sentido participativo y respeto a la voluntad popular de Juan Bosch, fue siempre a toda prueba. También propuso, y así fue aprobado, que las bases decidieran incluso en asuntos de orden ético y disciplinario, sobre puntos que hoy en día serian vistos por algunos de convicciones más débiles como meramente triviales.


Por ejemplo, tras ser derrocado como Presidente Constitucional de la República Dominicana, elegido en 1962, y depuesto el 25 de septiembre de 1963, Bosch declina cobrar la pensión que legítimamente le correspondía en su condición de ex jefe del Estado.


A principios de 1978, cuando el PLD tendría su primera participación electoral, Juan Bosch propuso que el monto acumulado de su pensión sin cobrar, unos 73 mil pesos, una suma importante para entonces, fuera destinado a los gastos electorales del partido.


Sin embargo, para concretar la donación, Bosch pide consultar a las bases para que le autorizaran cobrar ese dinero, lo que efectivamente se produjo y fue como este líder ofreció una nueva muestra de desprendimiento y de colocar los intereses del pueblo y de la organización por encima de las particularidades.


Otra demostración de respeto el poder popular, fue tras las elecciones de 1990. El Legendario dirigente y también fundador del PLD, Norge Botello, tras la crisis desatada por el fraude electoral contra Bosch y el PLD, alcanza algunos puestos de poder, e incluso, ascendería posteriormente a la Presidencia de la Cámara de Diputados, en una jugada del presidente Joaquín Balaguer para recuperar la gobernabilidad en peligro.


La relevancia lograda por Botello le estimula a buscar avanzar en su proyección política, pero en esos pasos entra en contradicciones con el líder indiscutible del PLD.


Juan Bosch no le avasalló, sino que en el Congreso del PLD de 1991, dejó su destino en manos de la base, mediante una pregunta insertada a modo de consulta de sí Botello debía ser o no expulsado.


La respuesta fue abrumadora en favor de la sanción. Sin embargo, en la hora suprema, el líder morado propuso que el Comandante Norge Botello debía ser preservado por su valía como dirigente y por ser un “hombre de acción”.


La propia estructura del PLD asumió en su dinámica interna el principio de la consulta democrática, y he aquí, que tras el retiro del patriarca, para ser elevado a la categoría de Presidente Ad-vitam del partido, llegó el momento de escoger un nuevo secretario general en sustitución de Lidio Cadet.

El profesor Cadet cedía la antorcha luego de tomarla de la mano de otros dos brillantes dirigentes, Rafaelito Alburquerque y Antonio Abreu Flores –Tonito- quien fuera el primero en ocupar esa posición en el partido morado.


Hasta entonces, los estatutos del PLD establecían que el mecanismo de selección del Secretario General partía de la elección del Comité Central en cada Congreso Ordinario, y los nuevos miembros del organismo superior tenían a su cargo proponer, refrendar y validar al titular de ese puesto.


De esa manera, el secretario general se convertía en el primer componente del nuevo Comité Político, luego eran seleccionados los demás integrantes del órgano ejecutivo y en particular, el presidente del Partido.


Pero a partir del Congreso Juan Bosch, en el año 2000, los Estatutos fueron modificados, de modo que el secretario general es elegido directamente por el voto de todos los miembros.

Mediante ese tipo de consultas democráticas, han escalado a la Secretaría General, José Tomas Pérez y el actual incumbente Reinaldo pared Pérez.


En otras oportunidades, las bases del PLD han votado de manera directa mediante plebiscitos, sea en medio de congresos o fuera de ese proceso, como por ejemplo, para autorizar o denegar la participación de miembros del Comité Político en el Gabinete o para permitir la prolongación del tiempo de vigencia de la dirección orgánica.


Por ello, no sería novedoso ni sorpresivo, que tras la reunión del Comité Central del PLD, este 27 de octubre, se tomara alguna medida que les dé el poder de decisión vinculante a las bases sobre temáticas estatuarias.


Sobre todo, porque sería la forma más expedita de autentificar la voluntad de los peledeístas mediante el voto directo respecto a una determinada propuesta.


Es el mecanismo de democracia directa por antonomasia y garantiza la democracia participativa, potenciando la intervención directa del cuerpo partidario.


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