La mortalidad infantil es uno de los temas que más apremian en la agenda del sector salud de nuestro país. A pesar de los esfuerzos que ha realizado toda la comunidad de galenos, especialistas y funcionarios de la salud, sigue siendo insuficiente y se hace urgente abordar la MMI con probidad, para mejorar los indicadores de salud y el desarrollo económico y social de los dominicanos y, en especial, de las mujeres dominicanas y sus hijos.
En la región latinoamericana, muchos países han enfrentado retos parecidos. La evidencia refleja que la solución ha estado en un mayor acceso a niveles superiores de educación y en el aumento de la inversión en la salud pública con programas específicos para los sectores más vulnerables, incluyendo las embarazadas y los niños.
La realidad en torno a la mortalidad infantil es el resultado de una ecuación donde inciden las características sociodemográficas, las desigualdades sociales, el nivel de inversión pública para la atención primaria, la proporción de médicos de familia dentro del gremio médico y el desempeño de los distintos indicadores en salud.
Sobre la inversión pública, el gasto en salud y su correlación con el tema, el investigador Abdelhafidh Dhrif ha publicado en un artículo donde analiza “Abdelhafdh Dhrif” y la “estrecha relación entre el desarrollo económico y la salud”. Sus hallazgos demuestran que la mortalidad infantil es un indicador relevante del desarrollo socioeconómico.
Algunos autores han considerado que el ingreso, la desigualdad, la educación de las mujeres y aspectos culturales, son los que explican casi toda la variación de las tasas de mortalidad infantil. Sin embargo, el interesante trabajo de Dhrif, publicado en la revista de la CEPAL, evalúa la interacción tanto positiva como negativa, entre gasto en salud y mortalidad infantil.
El estudio ha podido demostrar, con datos científicos de 93 países, que “un mayor gasto sanitario tiene un efecto positivo y significativo solo en los países de ingresos medio-altos y altos, pero no en los de ingresos bajos y medio-bajos”. Según los datos del Banco Mundial, la República Dominicana es un país de ingresos medio-altos, por lo cual una mayor inversión o gasto en salud, redundará decididamente en una mejoría de la realidad del indicador de la mortalidad infantil.
Es un argumento interesante a tener en cuenta, en momentos en que el país comienza a reevaluar el gasto público con una mirada más específica hacia los resultados de las inversiones que realiza el Estado dominicano. Sin embargo, se debe tener en cuenta que este aumento es hasta un monto en específico, ya que se evidencia que un gasto per cápita de hasta 200 dólares por año genera grandes resultados, pero a partir de este monto, los resultados no son tan contundentes.
Queda de los expertos en términos econométricos y en gestión de presupuesto, determinar la efectividad del gasto público en salud en el país, para impulsar mayores cambios en la mortalidad infantil.