Finalizado el ejercicio de la Presidencia pro témpore del Sistema de Integración Centroamericana el pasado 30 de junio, la República Dominicana ha mostrado una memoria detallada de los aportes que hizo al Sistema, especialmente en el impulso a políticas económicas, migratorias y sociales.
Estas últimas, es decir, el intercambio de los países de Centroamérica y República Dominicana en lo relativo a sus políticas sociales, ha resultado ser muy fructífera, lo que se refleja en la Agenda Regional Intersectorial sobre Protección Social e Inclusión Productiva con Equidad 2018-2030, elaborada por la Secretaría de Integración Social Centroamericana (SISCA), con el apoyo e involucramiento de 13 organismos de cooperación regional que forman parte de SICA.
Si algo podemos aportar como crítica constructiva a la Secretaría General de SICA, es que debe insistir en el nivel político sobre la necesidad de invertir más recursos y esfuerzos en las políticas sociales, por lo menos con la misma dedicación con la que se abordan las políticas de seguridad, migratorias o económicas, porque como dice el refrán “la fiebre no está en la sabana”.
No podemos ignorar que no habrá acciones suficientes para mejorar la seguridad en la región, si no se abordan las fuertes desigualdades sociales que existen entre nuestros ciudadanos, que es la raíz misma de los males sociales que vivimos. Si no actuamos con determinación en poner fin a las causas multidimensionales de la pobreza, no habrá estrategia de seguridad o migratoria que tenga éxito.
Si no respetamos la institucionalidad y devolvemos la credibilidad y confianza al sistema judicial y a los organismos de seguridad, jamás habrá paz ni seguridad ciudadana.
En torno a la política social de SICA, es importante resaltar que la agenda propuesta contempla acciones en torno a la educación, la cultura, el desarrollo de la mujer, la nutrición, el agua potable y el saneamiento. Y por igual, en las áreas de prevención de desastres naturales, el sector pesquero y acuícola, la vivienda y los asentamientos humanos, así como la promoción de la micro y pequeña empresa.
El proceso participativo realizado involucró al Parlamento Centroamericano, la Corte Centroamericana de Justicia, el Comité Consultivo de SICA y el Banco Centroamericano de Integración Económica. Y fue la primera vez en la historia del SICA que logramos reunir 13 CONSEJOS para acordar esta agenda intersectorial.
Pero como siempre, por desgracia o suerte, el apoyo político a esta agenda es sustancial, puesto que se requiere garantizar los recursos suficientes y las voluntades para impulsar las acciones propuestas y convertir esta agenda en el instrumento que guíe la política social en Centroamérica y la República Dominicana, sin mezquindad ni protagonismos.
Hay varios ejemplos de que este tipo de instrumento es eficiente, pero una de las experiencias más aleccionadoras ha sido la de la Unión Europea, que ha trabajado la dimensión social de manera gradual, como parte esencial del largo proceso de integración europea.
En el caso de los países miembros de SICA, que albergan a 58 millones de ciudadanos, es urgente plantearse la cuestión socioeconómica como una prioridad, si tomamos en cuenta que somos la subregión con peores indicadores en embarazo adolescente, violencia de género, feminización de la pobreza, vulnerabilidad ante cambios climáticos, carencia de agua en los hogares, corrupción y otros indicadores más.
Espero que la politiquería permita que por primera vez SICA tenga una estrategia eficaz y planes concretos que se traduzcan en beneficio para la población y pase de ser un espacio de pláticas y fotografías.