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Margarita Cedeño de Fernández

Donar sangre, donar vida


A propósito de que el pasado 14 de junio se conmemoró el Día Mundial de la donación Voluntaria de Sangre, surgieron diversas inquietudes en torno a lo que Gobierno, empresariado y sociedad civil están realizando, en torno al déficit de sangre y sus derivados que aún persiste en el país.


En países de ingresos altos, alrededor de 32 personas por cada 1,000 habitantes donan sangre, mientras que en países de ingresos medios bajos, como es la República Dominicana, apenas 8 de cada 1,000 realizan donaciones voluntarias de sangre.


Todos reconocemos en el acto de donar, un ejercicio de altruismo, solidaridad, entrega al prójimo y humildad, que no solo debe ser reconocido, sino también premiado por la sociedad. Sin embargo, la evidencia nos demuestra que, hoy en día, para los ciudadanos de nuestro país, donar es muy difícil.


Las estadísticas demuestran que, de los donantes dominicanos, apenas un 20% son voluntarios, un factor que encarece el costo de la sangre y sus derivados, puesto que lo ideal sería que el grueso de la sangre esté disponible para el paciente y que este no tenga que esperar por ella.


El Ministerio de Salud Pública, con un gran equipo de trabajo conocedor del tema, resaltando entre ellos el doctor Sócrates Sosa, conocen a profundidad las casusas y consecuencias de la carencia de sangre en el país, especialmente la fragmentación del sistema, la multiplicidad de actores, la falta de sistemas de calidad y la necesidad de la hemovigilancia.


Movidos por esa situación es que se ha planteado la necesidad de un Hemocentro Nacional, que articule la Red pública y privada de donación de sangre y que, claro está, procese el líquido obtenido y lo convierta en los componentes necesarios para los pacientes.


Las donaciones de sangre influyen en un alto porcentaje de los casos médicos que son atendidos por el nivel terciario en nuestro país, en especial en los casos de mujeres con complicaciones obstétricas, los niños con anemia, las personas con traumatismos graves y los pacientes que, en general, se someten a distintas intervenciones quirúrgicas.


Como constantemente hay casos y situaciones que demandan donación de sangre, en su mayoría de urgencia, hay que puntualizar la impostergable necesidad de que haya donaciones regulares, que requieren ser incentivadas mediante recompensas no monetarias, como hemos propuesto públicamente. Estas recompensas van desde un día libre en el trabajo hasta una tarjeta de fidelidad, lo que requiere del apoyo tanto del sector público como del privado.


Hay, por igual, una necesidad imperiosa de educar a la población sobre cómo, dónde y cuándo donar, facilitándole al ciudadano el deseo de ejercer ese acto solidario. De acuerdo con los datos recogidos por la OMS, se han registrado aumentos significativos de las donaciones de sangre voluntarias no remuneradas en los países de ingresos bajos y medios, pero en el caso de la República Dominicana, aún arrastramos un déficit de 180,000 unidades al año.


El Hemocentro Nacional estará en capacidad de suplir al sistema 111,000 de esas unidades, cerrando considerablemente la brecha en una primera fase. La OMS ha instado a sus países miembros a que establezcan un sistema nacional de sangre, a que promuevan la donación voluntaria y que aseguren el uso racional de la sangre y sus derivados. Son tres objetivos que en los próximos meses estaremos en la mejor disposición de cumplir, con la inauguración del Hemocentro Nacional.


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