El libro del doctor Víctor Gómez Bergés, “Balaguer y yo: la historia”, es una excelente obra con documentos inéditos e informaciones privilegiadas. Entre tantos elementos importantes me llamó la atención una entrevista exclusiva que concedió el general Antonio Imbert Barrera al diario norteamericano The Miami Herald.
El viernes 3 de abril de 1964, Listín Diario publicó esa entrevista, donde él habla sobre la forma en que se enroló en el Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
“Yo me metí en el Movimiento del 14 de Junio estando en la Cédula”, explica el general, que dijo que conspiraba contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, a pesar de haber ocupado varios cargos en el Gobierno: supervisor general de la Lotería Nacional, gobernador de Puerto Plata, director de los ferrocarriles en esa provincia y subadministrador de la Cédula. A la pregunta de que con cuál célula del Movimiento trabajaba, respondió: “…con Moncho, pues fue de los primeros; Yuyo D’Alessandro también era de la misma” (célula)…
Parece que una de las razones por la que el general Imbert fue de los primeros integrantes del movimiento antitrujillista 14 Junio y en el complot para matar a Trujillo es porque la dictadura acosó con saña a su hermano Segundo, al que condenó a 30 años de prisión por un crimen que no cometió. Dijo que cuando el crimen del que se le acusa (matar un hombre que apareció ahorcado) ocurrió en Puerto Plata y su hermano se encontraba de puesto en Pedernales, era un mayor del Ejército. Después se determinó que el crimen lo cometieron los esbirros de Trujillo para culpar a Segundo.
El mismo día 31 de mayo de 1961, es decir, la noche anterior fue ajusticiado el tirano, fueron asesinados cerca de La Victoria, los presos antitrujillistas Segundo Imbert y Rafael Augusto Sánchez. Cuando ocurrió el asesinato del dictador, se encontraban presos en el penal de La Victoria. Para justificar el crimen, los organismos de represión dijeron que los dos intentaron escapar. Pronto se comprobó que se trató de una ejecución.