MANAGUA .- La resaca de la suspensión temporal del diálogo nacional en Nicaragua volvió a dejar patente la enorme distancia existente entre los intereses del Gobierno de Daniel Ortega y las necesidades del resto de interlocutores.
El Ejecutivo, a través del canciller, Denis Moncada, volvió a reiterar “su respaldo y disposición permanente al diálogo”, si bien prácticamente lo condicionó a la “indispensable” eliminación de los bloqueos en las carreteras.
A juicio de Moncada, la agenda del Gobierno -contrapuesta a la que presentó la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que pedía una reforma constitucional y elecciones anticipadas- “reúne el clamor del pueblo: eliminar todos los tranques (bloqueos), no a la violencia en todas sus formas y asegurar el derecho al trabajo”.
“Es indispensable resolver y acordar sobre los tres puntos que urgen al pueblo nicaragüense”, añadió. Para el ministro, “estos puntos no han sido respondidos por los grupos de oposición al Gobierno, participantes en el Diálogo Nacional”. Moncada subrayó que el Ejecutivo está comprometido con “la investigación y aseguramiento de la justicia” y con “el fortalecimiento de las instituciones y de la democracia en Nicaragua, en el marco constitucional”.