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Margarita Cedeño de Fernández

La data: un recurso valioso


En esta semana, que atestigua la conmemoración del Día Mundial de las Telecomunicaciones y la Sociedad de la Información, es importante reflexionar sobre el valor de la data, en un mundo donde la economía digital ya alcanza un valor nominal de 11.5 billones de dólares, equivalente al 15.5% del PIB mundial.


Según cálculos del Banco Interamericano de Desarrollo, en las últimas tres décadas, “cada dólar invertido en tecnologías digitales ha añadido en promedio 20 dólares al PIB, 6.7 veces mayor que las inversiones no digitales, las cuales agregaron 3 dólares por cada dólar invertido”. La mayor parte de esa inversión se sustenta en la importancia de la data para el futuro de los mercados y sus prospectivas en la generación de capitales.


En el futuro previsible, no hay duda alguna de que los datos experimentarán un aumento exponencial, lo que ha llevado a que el “big data” o datos masivos, deje de ser considerado como una tecnología emergente y se convierta, de pleno, en pilar de la transformación digital de las sociedades y en una fuente vital para que la administración pública pueda guiar sus acciones hacia mejores resultados.


En el marco del proyecto República Digital, política pública que impulsa la inclusión del país en la economía digital, resulta importante generar un espacio de amplia discusión sobre el uso de la data en la generación de ingresos y la mejora de los servicios públicos en el país.


Es un tema sobre el cual hemos insistido en otras ocasiones, incluso ante otros Gobiernos y organismos internacionales. En el Foro de Desarrollo Sostenible de la CEPAL realizado el año pasado, sostuvimos que “los Gobiernos tienen que apoyarse en la ciencia para la concepción y ejecución de las políticas públicas, así como crear una cultura de la gestión pública a partir del Big Data”.


Para esto, claro está, se requiere de capacitaciones, propuestas de regulación, acuerdos de confidencialidad, sistemas con normativas de calidad y protección, que permitan al ciudadano confiar en el uso correcto de la información que pone a disposición de la administración.


También sobre este tema hablamos ante la Secretaría de Integración Centroamericana (SICA), resaltando la importancia de que los Gobiernos trabajen con procesos meticulosos de construcción de bases de datos que ayuden a identificar las privaciones agudas que enfrentan las personas.


Evidentemente, para captar todo el potencial del “big data” en América Latina y el Caribe, hay que invertir tiempo y esfuerzo en varios temas, que van desde los marcos normativos hasta la propiedad industrial, pero es una tarea que es preciso acometer ahora, antes de que la locomotora de la economía digital, nos pase por el frente, sin tener las capacidades de aprovecharnos de ella.


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