Si pensaban que los únicos en apostar por el desarrollo de los vehículos autónomos son los gigantes como Tesla, Uber o General Motors, tal vez no sabían que el que les pisa los talones a las mencionadas compañías para obtener primacía en esta esfera es el Pentágono.
"Vamos a tener vehículos autónomos en el teatro de operaciones del Ejército antes de tener autos autónomos en las calles", aseguró en abril en el Capitolio estadounidense Michael Griffin, subsecretario de Defensa para Investigación e Ingeniería, citado por Bloomberg.
La Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa de EE.UU. (DARPA, por sus siglas en inglés) financia las investigaciones en el área del desarrollo de vehículos autónomos desde 2004, y de momento, EE.UU. cuenta con varios tipos de estos vehículos, que ya son usados por militares estadounidenses o aún permanecen en la fase de desarrollo a la espera de aparecer en los campos de batalla.
Desarrollado por la empresa británica BAE Systems, Ironclad se asemeja a un tanque en miniatura. Con un alcance de 50 kilómetros, es capaz de desplazarse prácticamente en silencio por distintos terrenos.
Se espera que pueda ser utilizado para las tareas de reconocimiento, eliminación de artefactos explosivos, evacuación de heridos y distintas labores de combate. El vehículo todavía no es autónomo, pero los expertos esperan conseguirlo en las próximas etapas del desarrollo.
Craig Fennell, director de futuros programas de la empresa, estima que el Ironclad "es un paso hacia el campo de batalla del futuro", donde los vehículos autónomos aéreos y terrestres "operarán conjuntamente, compartiendo el conocimiento de la situación y persiguiendo objetivos de combate".
Fennell sostiene que siempre habrá lugar para los humanos, pero "el incremento del uso de vehículos autónomos no tripulados significa que pueden centrarse en decisiones clave", así como evitar la presencia humana en situaciones peligrosas.