Es el 2018 y los cubanos tienen a partir de hoy jueves 19 de abril un nuevo presidente, uno que no forma parte de la dinastía que ha gobernado Cuba desde 1959: la familia Castro.
Miguel Díaz-Canel, de 57 años y quien fuera hasta ahora primer vicepresidente, fue elegido por la Asamblea Nacional como presidente del Consejo de Estado y de Ministros el jueves, con 603 de 604 votos, en un proceso donde él era el único candidato.
El resto de los candidatos al Consejo de Estado propuestos el miércoles también fueron electos con el 100 por ciento o un poco menos de los votos. Solo había un candidato para cada puesto. El primer vicepresidente del Consejo de Estado, Salvador Valdés Mesa, fue también electo como vicepresidente del Consejo de Ministros pero el nombramiento de quienes constituirán ese consejo fue pospuesto hasta julio, lo que sugiere que aún no hay acuerdos sobre cómo distribuir las cuotas de poder en el nuevo gabinete.
Díaz-Canel, nacido en la central provincia de Villa Clara, fue escalando puestos en el gobierno hasta llegar al de primer vicepresidente. Sobrevivió a muchos otros candidatos que durante las últimas décadas se perfilaban como posibles sucesores, primero de Fidel y luego de Raúl, quien sustituyó a su hermano cuando este enfermó en el 2006.
Muchos se preguntan si el nombramiento de Díaz-Canel es el fin de la era Castro. El nuevo gobernante despejó todas las dudas: Castro "encabezará las decisiones de mayor trascendencia para el presente y el futuro de la nación", dijo en su primer discurso ante el país, dedicado principalmente a hacer una apología de Castro y a asegurar que en Cuba no hay "espacio para una transición" o una "restauración del capitalismo".
Díaz-Canel confirmó que Castro se mantendrá como primer secretario del comité central del Partido Comunista "porque Cuba lo necesita" y que es "el líder actual del proceso revolucionario".