El ciberacoso o ciberbullying se define como la amenaza psicológica u hostigamiento que se produce debido a otras personas. Suele pasar frecuentemente dentro de las etapas de crecimiento, como la infancia y adolescencia, e incluso la edad adulta. Su desarrollo se presenta exclusivamente en apoyo de los medios tecnológicos. “Es una forma más de expresar un sentimiento personal de que no estoy contento con mi vida, que no me siento cómodo con mi familia, y es por eso que tomo la iniciativa de afectar a los demás”, explica la educadora sexual y productora de Rexpuestas, Elaine Féliz.
El ciberacoso siempre va a existir porque, simple y llanamente, hay personas que quieren molestar a otros. Es una modalidad que estamos viendo desde que surgió la tecnología, la cual facilitó que alguien pueda enviar un mensaje, que pueda facilitar una foto, para cualquier contenido de insultos y de bullying, con el objetivo de dañar psicológicamente la autoestima a otras personas. Es un reflejo de vacíos emocionales, de situaciones personales que se traducen en agresión.
Cualquier persona que realice comentarios a sus hijos, o de personas cercanas o ustedes mismos, que revelen informaciones, o utilicen contenidos personales, burlas o utilicen las redes personales para decir cosas incoherentes, publicaciones de fotos sin autorización, todos los comportamientos que sean molestos para la víctima, se denomina acoso. Elaine Féliz nos explica las causas, consecuencias y efectos negativos que produce en el ser humano.
¿Cuáles son las causas fundamentales?
En esta situación se suman varios factores. Regularmente, el agresor tiene problemas serios que viene arrastrando desde muy pequeño relacionados con su familia; existen faltas de reglas, como que lo complacen en todo o puede que la familia también sea parte del acoso hacia la persona, siendo agredido psicológica y físicamente. En el caso de los adultos, estos han sido participes de abusos a través de la infancia. Normalmente, los comportamientos tienden a decirnos algo, y es por eso que el ciberacoso es uno de ellos porque “haciendo lo que hago”, expresa, que no me estoy sintiendo bien conmigo mismo y es por esto que puede que algo este sucediendo.
En el caso de los niños, si los educadores observan actitudes referentes a estos casos, esto nos indican que debemos de investigar más a fondo que está sucediendo en la vida del infante: si recibes maltratos, si ocurren problemáticas familiares que les afecten, si es víctima de abusos sexuales o de otra índole; lo que quiere decir que hay un componente que hay que trabajar. También, si está deprimido o se siente molesto. El ciberacoso es una señal de alguna molestia que está sucediendo y esto puede afectar a la persona.
¿Cuál es la necesidad de acosar?
Las personas que tienen la necesidad de acosar a otras son por que tratan de llamar la atención, de dañarlas y de alguna otra forma expresar ira por el algún acontecimiento del pasado, y estas lo hacen a través de la tecnología. Por lo general, estas personas no tienen la fuerza para enfrentar situaciones -valga la redundancia- personalmente, y utilizan las redes sociales. El problema de este fenómeno es que puede suceder 24/7, ya que las personas pueden establecer contenidos a cualquier hora y debido a que los demás están pendientes a sus aparatos y pueden ser partícipes de estas situaciones, acceden a comentarios, comparten imágenes, etc.
¿Y los efectos?
Entre los efectos negativos consecuentes a esta situación del ciberacoso se encuentran las siguientes características, que pueden afectar a las personas dependiendo de la edad y casi siempre termina ocasionando otras problemáticas;
1. Baja autoestima.
2. Depresión.
3. Malas calificaciones, en el caso de los niños.
4. Falta de apetito.
5. Nerviosismo, transmitiendo problemas físicos en el sistema nerviosos y operativo de las personas.
6. En el caso de los adolescentes, pueden adquirir adiciones por el alcohol y las drogas.
7. En los adultos, se pueden manifestar los mismos factores, pero estos pueden recurrir a otras dinámicas, como el acceso a las pornografías; se hipersexualizan, entre otras cosas, que pueden afectar a todo el que se siente acosado.
Cualquier información, imágenes, vídeos o datos personales puede ser utilizado por un acosador para alterar el contenido, molestar, hostigar en aplicaciones u otros soportes tecnológicos. Porque las personas que acosan simplemente buscan la manera de sacarle partido a los contenidos con el objetivo de causar daño; es por eso que las personas siempre deben tomar en cuenta lo que van a compartir en sus redes sociales.
Medidas de prevención
Los padres deben tratar el tema con sus hijos para que estos sepan cómo reaccionar hacia estas situaciones, pero también uno de los aspectos más importantes en reforzar la autoestima de sus hijos. Relacionarse de una manera positiva con sus hijos, no los criticarlos y darles fortaleza de que se amen así mismo y se acepten tal y como son. Las familias deben entender que las etiquetas no son sanas. A los hijos hay que formarlos haciéndoles entender que ellos son valiosos porque son, por que están y porque nacieron, y los padres deben aprender aceptarse, de igual forma así mismo para saber transmitir que si estos son importantes y tienen parecidos es porque entonces ellos también tienen un gran valor.
Lo recomendable es que aquellas personas víctimas de acoso tengan alguien de confianza a la cual puedan plantearle la situación y le ayude a manejar la problemática. A los niños y adolescentes, los padres deben darles apoyo, con el fin de que se sientan seguros de contarles situaciones con el objetivo de que estos se dirijan a las entidades responsables, ya sea donde haya ocurrido los hechos (escuela, cursos, universidades). El bullying sólo va a parar cuando los adultos actúen, porque los niños y adolescentes no tienen las herramientas necesarias para ayudarse a sí mismos.
Recomendaciones
El trabajo de los padres es advertir y, de alguna forma, bloquear aquellas personas y buscar la manera de que el acosador reciba alguna consecuencia para que no siga haciendo esas acciones.
El ciberacoso se detecta cuando la víctima reporta que se siente mal, cuando hay alguien en la casa u otro lugar que identifica los rasgos de tristeza o depresión que manifieste un niño, joven o adulto de no querer asistir a ciertos lugares, o el límite de utilizar las redes sociales, pues entonces ahí se debe tener alerta de que puede que esté ocurriendo con esa persona.
Lo más importante en estas situaciones, es que los adultos crean en lo que los niños y jóvenes-adolescentes les dicen, ya que muchos consideran en ciertos casos que esto puede ser algo insignificante, porque al final de cuentas una persona en esa situación puede estar pasándola muy mal y su vida puede estar en juego.
Cada año vemos casos de suicidio y de depresión en niños, adolescentes y adultos por casos de ciberacoso y debemos frenarlos. Solamente la familia, las escuelas y otros centros, si trabajan juntos, pueden ponerle un paro definitivo a esta situación que tanto daño le hace al mundo hoy en día.