Cada vez estoy más convencida de que el destino de la humanidad depende de su disposición a formarse, a adquirir conocimientos y ponerlos a disposición del bien colectivo. Es decir, la sociedad en la que vivimos está condicionada por qué tanto esfuerzo y dedicación pongamos a la educación.
El Foro Mundial sobre Educación y Habilidades que organiza la Fundación Varkey en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, ha reunido a todas las autoridades mundiales del sector educativo, para discutir cómo preparamos a los jóvenes para el mundo en el que viviremos a partir del 2030.
La premisa se alinea con la preocupación que plantean los Objetivos de Desarrollo Sostenible que, como sabemos, contemplan 17 objetivos y centenares de acciones enfocadas hacia la mejora sustancial del mundo en que vivimos.
En el marco del Foro se hace entrega del que se considera el “premio nobel” de la educación, que reconoce la entrega y valentía de profesores alrededor del mundo. Esta premiación es inspiradora, puesto que la premisa básica de un sistema educativo eficiente es, justamente, que el capital humano encargado de formar a los ciudadanos del futuro sea de la mejor calidad.
El conjunto de interesantes debates y discusiones generados durante el evento deja bien claro el rol fundamental de los profesores en la formación de estudiantes conscientes, capaces de asumir su rol de responsabilidad hacia el planeta tierra.
El premio que promueve la Fundación Varkey, idea de Sunny Varkey, intenta devolver el respeto y prestigio a la labor de la enseñanza, y más que nada, devolver a los profesores el reconocimiento que se merecen.
Como dijo Varkey: “la brecha entre pobres y ricos, la paz y el terrorismo, la desigualdad de género, la falta de habilidad y el desempleo; todo está relacionado con la falta de educación”. La vocación del profesor debería ser la más importante del mundo, la más respetada y cuidada profesión, sin embargo, no lo es.
¿No es cierto que todos los grandes hombres y mujeres en la historia de la humanidad, tuvieron uno o varios profesores que le formaron? Siendo así, a ellos también corresponde el reconocimiento a los aportes que realizaron.
Alguien dijo una vez que “si tienes que poner a alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad”. Hoy que estamos impulsando la revolución educativa en la República Dominicana, tenemos que promover cada vez más el ejemplo de los buenos maestros, que sirva de inspiración a otros más, para que comprendan la gran responsabilidad que tiene un profesor con el futuro de la sociedad.
No es casualidad que la profesión del educador contribuye más al futuro de la sociedad que cualquier otra y, por ende, sobre ella pesan los grandes cambios que requiere la sociedad.