La primera ministra británica, Theresa May, aseguró ante los parlamentarios que el exagente de inteligencia ruso Serguéi Skripal y su hija fueron envenenados con un agente neurotóxico que se produce en Rusia.
May destacó que el ataque fue un acto directo del Estado ruso contra el Reino Unido, o que el Gobierno ruso permitió que este agente tóxico cayera en las manos equivocadas.
La primera ministra destacó que, a menos que Rusia brinde una respuesta creíble, considerará que el ataque con agentes neurotóxicos constituye un "uso ilegal de la fuerza" contra su país por parte de Rusia.
May le ha dado al embajador ruso un ultimátum de 36 horas para que explique cómo el Estado desarrolló el agente nervioso utilizado contra Skripal. En caso contrario, Moscú tendrá que enfrentar "medidas extensas".
El pasado 4 de marzo, Serguéi Skripal, y su hija Yulia fueron envenenados deliberadamente con un agente nervioso en un centro comercial de Salisbury.
La Cancillería rusa afirmó que las declaraciones de May sobre el caso Skripal son "un espectáculo de circo" y "una campaña política basada en la provocación".
La semana pasada, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, tachó de "propaganda" las acusaciones que vinculan a Moscú con el envenenamiento de Skripal. "No es serio, es pura propaganda, una pura escalada de histeria", señaló Lavrov.