De acuerdo a la Comisión Económica Para América Latina, el crecimiento económico para la región del Caribe, específicamente para la República Dominicana será por encima del 4 por ciento, situación que se ha mantenido persistente en los últimos años.
Ese crecimiento en lo que tiene que ver con el país será siempre positivo siempre y cuando vaya en beneficio de los más pobres dominicanos.
La repartición de las riquezas siempre son temas de mucha discusión entre economistas de todas partes del mundo pero cuando se trata de países pobre la cosa se torna conflictiva.
Si son economistas progubernamentales justificarán de manera permanente como sus jefes administradores económicos distribuyan el crecimiento económico.
En caso contrario, sin son economistas críticos con el gobierno de turno las cosas se verán diferentes.
Regularmente en los países pobres se pretende sacar de la miseria a la gente mediante ayudas momentáneas, situación que para nada elimina de la pobreza a nadie, esto sólo crea clientelismo electoral.
Al contrario cuando se invierte en educación, industrialización, caminos y desarrollo agrícola, la gente siempre tendrá trabajo permanente y un espacio más amplio para aportar ideas innovadoras que los ayuden a ver cambios en sus estilos de vida.
Aquí tenemos muchos años creciendo económicamente pero en términos reales la mala distribución de esas riquezas no se ve en la gente.
Sigue habiendo más pobres, más ricos y menos clase media.
Las cargas impositivas son genéricas es decir van a todo el mundo.
Cuando aprendamos a ver que esas mismas cargas vayan dirigidas a los que más pueden pagar impuestos entonces la distribución de la carga pública será diferente.
Asimismo se podrá distribuir la riqueza que genera el desarrollo económico que se transferirá a lo social y otros niveles del ámbito humano.
Es por eso que se debe abogar por una distribución equitativa de esa riqueza que nos adorna cada año y que según nuestro Banco Central y la CEPAL es de las mejores de América Latina.
Es innegable que crecemos en lo económico, por lo menos en las principales zonas urbanas del país se ve ese crecimiento.
Grandes plazas, mucho más hoteles, zonas francas que abren y que cierran, empresas que van y que vienen de capitales golondrinas.
Una economía de servicios que parece ser boyante pero que al final nos hará daño porque si no desarrollamos una infraestructura propia de crecimiento y generación de empleos a largo plazo no llegaremos a ningún lado.
Lo que pasa es que los que más acumulan fortunas son aquellos que prefieren una economía de servicios que industrial.
Es mejor importar que exportar.
Es mejor comprar fácil y barato que hacer el sacrificio de producir vender.
En fin el dinero fácil es más pronto gastarlo, sino veamos como existe una economía subterránea cuyo dinero no paga impuestos y que suple la construcción de edificios, instalación de bancas de apuestas y otros negocios propios de investigarse por parte de impuestos internos.