JERUSALÉN.- Amigos y enemigos de Estados Unidos lanzaron fuertes críticas el miércoles anticipando el anuncio del presidente Donald Trump en el que reconocerá a Jerusalén como la capital de Israel.
El gobierno israelí recibió alborozado la noticia, en tanto las autoridades palestinas declararon “terminado” el proceso de paz en Medio Oriente. Turquía anunció que será sede de una reunión de naciones islámicas la semana próxima para dar una oportunidad a sus gobiernos de coordinar una respuesta. La Liga Árabe convocó a una reunión de emergencia el sábado.
La áspera reacción global puso en entredicho la factibilidad de un plan de paz que la Casa Blanca está elaborando y piensa presentar en un futuro próximo.
Los palestinos quieren Jerusalén oriental para la capital de su futuro estado independiente y temen que la declaración de Trump les imponga una solución desastrosa a uno de los problemas centrales del conflicto palestino-israelí.
“No puede haber conversaciones con los estadounidenses. El proceso de paz está terminado. Se han adelantado al desenlace”, dijo el funcionario palestino Hanan Ashrawi. “No pueden dar por sentado que aceptaremos”.
La autoridad palestina se reunirá en las próximas horas para planear los próximos pasos.
Funcionarios estadounidenses dijeron el martes por la noche que Trump reconocerá a Jerusalén como la capital de Israel a pesar de la vehemente oposición árabe, musulmana y europea a una medida que trastrocaría décadas de política exterior estadounidense y podría provocar reacciones violentas.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo en Facebook que “nuestra identidad nacional histórica recibe expresiones importantes todos los días”. Añadió que hará más declaraciones en las próximas horas.
Líderes internacionales se apresuraron a criticar el plan de Trump.
El papa Francisco expresó su “profunda preocupación” y pidió que “todos respeten el estatus quo de la ciudad”. China, que tiene buenas relaciones con Israel y los palestinos, expresó su inquietud por un “posible agravamiento de las tensiones regionales”. Rusia, un actor crucial en el Medio Oriente, habló de un “posible deterioro”.