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Por Reynaldo Aybar

¿QUIÉNES SON LOS CULPABLES DEL ASESINATO DE EMELY?


Los padres, por no darles tiempos de calidad, cariño, amor, por no orientar correctamente, por desatención a sus hijos, por dar prioridad a lo material y a lo económico, por "premiarlos" con permisibidad: tener sexo irresponsable, amoríos a cortas edades en la mayoría de los casos y por asumir como normal sus relaciones con adultos que les triplican las edades. Consecuentemente, les cercenan su infancia y aceleran su adultez, siendo permisivos con ellos ante el irrespeto en el uso de prendas de vestir provocativas; son culpables los que se hacen los ciegos cuando sus hijos consumen sustancias tóxicas como drogas, tabaco, alcohol y las malditas hookash.


Culpable es el Estado dominicano por incumplidor de las políticas públicas efectivas que formen, eduquen y orienten de manera correcta a nuestros niños, niñas y adolescentes en las escuelas y colegios pero sobre todo desde cada hogar.


Son culpables las iglesias representantes del anticristo, retrógradas, atrasadas, desfasadas, hipócritas, machistas, protectoras y encubridoras de padres, pastores y obispos pedófilos; las cuales, además de oponerse a la educación sexual en las escuelas, también objetan el uso de preservativos (condones) en la población.


Es responsable el Congreso, por su flojera e incompetencia legislativa, creador de absurdos códigos penales y leyes mostrencas, incompletas, permisivas, además de poco efectivas en casos de abusos y agresiones sexuales a nuestros niños.


Es culpable la justicia, por su falta de aplicación, persecución y por representar dañinos intereses que nos alejan de un verdadero régimen de consecuencias, contra los pederastas, pedófilos, sociópatas, enfermos y depredadores sexuales que agreden a nuestros adolescentes.


El caso de EMELY se repite diariamente ante nuestros ojos, en nuestras propias narices, en nuestros propios hogares, con nuestras propias familias, con nuestros hijos, hermanos, sobrinos y vecinos, en nuestros barrios, residenciales; en las escuelas y colegios, en todo el territorio dominicano. Cuando no es un tajalán perfumado, abusador con aire aristocrático que comete el crimen, como lo es el caso actual; lo es entonces, un oficial de alto rango que viola sus propias hijas o sobrinas.


Todos recordamos muy tristemente el caso de la niña Carla Masiel (asesinada), el caso de Cielo García (cruelmente mutilada), el horrendo caso de la niña de 19 meses de La Vega (violada y ahogada), el caso de Darlenis Mercedes de 12 años (violada y apuñalada en Higüey), el caso del azaroso Coronel Sánchez Ortiz que murió de un infarto al tomar estimulantes sexuales cuando intentaba violar en una cabaña a una menor de 15 años.


El caso de EMELY se repite todos los días en nuestras iglesias cuando un religioso se aprovecha de su condición eclesiástica de representante de "Dios en la tierra" y abusa de niños y niñas de la calle o de su feligresía, para satisfacer sus más bajos instintos carnales, (caso arzobispo católico Józef Wesołowski, el cura Alberto Gil, el padre Espinal, el obispo Príamo Tejeda, el caso del cura de Bonao o el caso del padre de Constanza; recordemos el caso del niño llenas Aybar o el más reciente caso del monaguillo asesinado por el padre en Villa Mella.


El caso EMELY se repite todos los días en nuestros polos turísticos, donde empresarios turísticos, hoteleros de casinos, ministros, funcionarios, policías y militares, con patente de corso en proxenetismo infantil, ofrecen en bandeja de plata a los miles de depredadores sexuales internacionales, inmunidad diplomática y pase de prensa, para que estos vivan sus orgías y sin obstáculos algunos gocen a sus anchas de nuestras niñas, cumpliendo todas sus fantasías en este gran paraíso sexual, a cambio de dinero.


El caso de EMELY ha tenido una gran repercusión nacional y resonará a diario durante mucho tiempo en el yunque y el martillo del conducto auditivo interno de todos los dominicanos, porque es la gran pesadilla y la cruda realidad que vivimos a diario con todos los niños y padres dominicanos.


Yo tengo un sueño, y espero ese gran día, en que este gran MACONDO DEL CARIBE despierte, y que juntos hagamos una especie de Toma de la Bastilla Francesa, o una especie de revolución cubana como las que forjaron Fidel, el Che y Camilo, o imitar al gran Mao Sedong, para asediar esta dinastía de la impunidad dominicana, realizar una especie de Armagedón político, social; aplicar acá, una especie de revolución de octubre, que ponga término al zarismo dominicano.


Yo tengo el sueño de juntar todos esos artrópodos, lumbrícidos, roedores y nemátodos patológicos dominicanos en la Plaza Independencia, amarrarlos y rociarlos de alquitrán a todos, a políticos ladrones, a delincuentes y vividores de los dineros del pueblo; a religiosos pedófilos, a psicópatas-depredadores incorregibles; a militares y policías corruptos; a narcotraficantes y ladrones; sobre todo, a los empresarios abusadores, ladrones, chupa-sangre, y con todos ellos hacer una gran hoguera, siiiií, una gran fogata; y brindarles a estos un boleto sin escala en el purgatorio, un viaje directo y permanente a la "JUDECA DE DANTE", al noveno círculo del infierno, para que, por fin, la población pueda vivir y respirar sin esas malditas manadas de sanguijuelas.


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