Un elemento vital para superar la hambruna a nivel mundial es la gestión efectiva de la pérdida y desperdicio de los alimentos. Es un tema que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ha planteado en diversas ocasiones, resaltando la necesidad de que los países fortalezcan sus capacidades en este renglón.
De acuerdo a la FAO, según estimaciones recientes, cada semana se desperdician en el país más de 24 mil libras de frutas y vegetales en la fase de comercialización. El mismo estudio plantea que el Mercado de Abasto de Santo Domingo (MERCADOM) pierde 1.2 millones de unidades de alimentos cada año, principalmente frutas y vegetales.
Motivados por esa preocupación, la FAO ha impulsado la formación de un Comité Nacional sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, del cual formamos parte a través del programa Progresando con Solidaridad. A esta iniciativa se han sumado el Ministerio de Agricultura, PROCONSUMIDOR, Grupo Ramos, el Banco de Alimentos y Nestlé Dominicana, Fundación Salvar Una Nación, entre otros.
Esta semana han organizado un Seminario sobre Innovación Social a partir de la Gestión de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos, que ha reunido las experiencias de Colombia, Jamaica, Brasil y Chile sobre esta temática, en busca de generar conciencia en el país sobre el impacto que genera esta situación en nuestra seguridad alimentaria.
Para la República Dominicana es de vital importancia disponer de las herramientas que permitan gestionar correctamente la pérdida y el desperdicio de alimentos, especialmente con el apoyo de los líderes comunitarios.
La Agenda de Desarrollo Sostenible que ha adoptado la comunidad internacional, resulta ser bastante específica en la necesidad de abordar el hambre a nivel mundial, con sistemas alimentarios eficientes.
En línea con el esfuerzo que va desarrollando la FAO, se requiere el apoyo de los actores que inciden en la producción alimenticia, tanto públicos como privados, para coordinar los esfuerzos que permitan la reducción de la pérdida y desperdicio de alimentos. Para ello, se ha depositado un proyecto de ley en el Congreso Nacional, que regula aspectos determinantes sobre el tema.
Una parte esencial de este esfuerzo está vinculado al trabajo comunitario. El aprovechamiento efectivo del excedente de producción o de los insumos descartados, requiere que los mismos puedan ser transformados en nuevos productos. Para ello, se deben generar oportunidades para aprovechar lo que hoy se desperdicia. Esto permitirá generar oportunidades laborales e ingresos considerables, para apoyar el desarrollo comunitario.
Esta acción genera un nuevo enfoque, del cual tenemos que abrazarnos para solucionar esta problemática. Se trata del concepto “Gastronomía Social”, que ha sido implementado con éxito en Brasil y México, generando capacitación y aportando herramientas, que aportan a la seguridad alimentaria, desde el aprovechamiento de los desperdicios.
Trabajar en la disminución de la pérdida y desperdicio de alimentos es un asunto de justicia social, en un mundo donde casi 2 mil millones de personas tienen sobrepeso y un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierden o desperdician.