Cuando el profesor Juan Bosch funda el PLD en el año 1973, se decía que se trataba de un partido único en América, que había sido creado para continuar la obra de Juan Pablo Duarte, Gregorio Luperón y Francisco Alberto Camaño.
Se decía también, que había sido creado para llevar a cabo la liberación de pueblo dominicano de las cadenas imperiales, del atraso social, del atraso económico, de la ignorancia, de la insalubridad, de la miseria, y demás taras sociales.
El peledeista era entonces un soldado consciente, valiente y disciplinado, formado ideológicamente para la consecución de los propósitos antes mencionados, los cuales traerían a los ciudadanos dominicano lo que hoy conocemos como calidad de vida, y la felicidad que nace de la satisfacción de las necesidades básicas del ser humano.
Sin embargo, después de 17 años de gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, la población dominicana de la cual cerca de un 30% es peledeista, no se siente de un todo satisfecha con las grandes y abundantes construcciones y obras físicas realizadas por nuestros gobiernos; ni los túneles, ni los elevados, ni los corredores turísticos, ni el metro, ni los millares de escuelas con sus tandas extendidas, el desayuno escolar y los útiles escolares, ni los megas hospitales, ni los centros diagnóstico, y ni siquiera las visitas sorpresa satisfacen a la población.
Y no se siente satisfecha porque los pueblos para ser felices, además de las obras físicas necesitan de otros aspectos intangibles de la cultura que no lo ofrecen las obras monumentales, como la paz, la seguridad laboral, seguridad ciudadana, seguridad social, el arte, tiempo de ocio, servicios públicos de calidad, garantía de los derechos individuales, y demás formas de satisfacción del espíritu.
La insatisfacción que vienen manifestando amplios sectores de la sociedad dominicana con los gobiernos del PLD, tiene su origen en el mismo Partido de la Liberación Dominicana, por el hecho de haberse desviado de sus propósitos fundacionales, los mismos que le llevaron a ganarse el corazón de los dominicanos favoreciéndolo con los múltiples triunfos electorales ya conocidos.
A partir del año 2000 el partido dejo de ser el instrumento social concebido por Juan Bosch para redimir al pueblo dominicano, siendo convertido en una maquinaria electoral basada en el clientelismo, el amiguismo, el populismo, el oportunismo, entre otros vicios del conservadurismo político, matándole con ellos las utopías, las ilusiones y los sueños de tener y vivir en una nación desarrollada, próspera y sostenible.
Otra de las razones que motivan el descontento de esa gran parte de la sociedad dominicana que representan las bases del PLD, consiste en que desde el año 2000 a la fecha, la dirección del partido ha preferido negociar con sectores externos a la organización, algunos de ellos enemigos viscerales del partido y de su fundador el profesor Juan Bosch, mientras mantienen las bases del partido segregadas y excluidas de los mecanismos de poder, a las que sólo buscan en los procesos electorales.
La dirección del partido se vanagloria por haber ganado seis elecciones consecutivas, lo que le lleva a pensar que se ha hecho lo correcto en términos partidarios, y por tanto no consideran necesario corregir la situación institucional que padece el partido. Tan profundo es el deterioro institucional del que adolece el partido, como que todos sus órganos y organismos están congelados desde el sexto congreso en el año 2000. Está congelado el Comité Político, el Comité Central y los dirigentes medios, lo que implica que la movilidad interna y la carrera política en el PLD esta atomizada. Y ni hablar del octavo Congreso Norge Botello inaugurado el 13 de julio del 2013 y esta es la fecha que aún no ha concluido.
Otro aspecto que expresa el abandono de los propósitos originarios del PLD es que las mayorías de sus dirigentes, estando conscientes de dicha realidad es poco lo que hacen para revertirla, tan sólo se circunscriben a ver a cuál grupo o candidato presidencial alinearse para las próximas elecciones, que le garantice alguna posición en el tren administrativo o alcanzar alguna posición electiva, obviando toda posibilidad de trabajar por la construcción de un verdadero proyecto de nación que nos catapulte como un país del primer mundo; esto explica que el PLD como organización, como colectivo, no tiene propósitos definidos, lo que existe son intereses particulares de individuos que buscan prestigio, poder y posiblemente fortuna, escudado en la estrella amarilla y el lienzo morado de la bandera que identifica el partido fundado por el profesor Juan Bosch.
seguram_elso@yahoo.com.