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Por Marino Ramírez Grullón

Desencanto de la gente


Cuando la población ve que sus problemas fundamentales no son resueltos y sobre eso no ve avances o progresos sobre su accionar personal entonces cae en el pesimismo asimilando un desaliento que anuncia situaciones de mal agüero.


Esta es una Nación con sus particularidades, definitivamente la clase política tiene la suerte de a través de los partidos mantener sus aspiraciones y privilegios todavía intactos a pesar de las quejas de una gran parte de la gente.


Tenemos que vernos a veces en el espejo de países vecinos donde el mesianismo se ha impuesto por sobre el establishment que gobierna durante mucho tiempo.


Ese mesianismo que ha llevado constantes crisis y revueltas en América Latina y el Caribe originando resultados no del todo positivos para esas sociedades.


El desarrollo económico y social se mide por la estabilidad, por suerte nosotros gozamos de esa parte que norma nuestro sistema estatal, sin embargo la iniquidad y las pocas oportunidades que encuentra la juventud y otros sectores sociales podría cambiar esas expectativas.


Toca entonces a los partidos políticos y sus dirigentes entender esa situación, de lo contrario lo harán otras organizaciones representativas aunque enfrenten por el momento el bombardeo de quienes no comulgan con sus reclamos.


Tenemos que entender que todavía los votantes encuentran la manera de desahogarse cada cuatro años participando en elecciones donde escogen a sus dirigentes confiando en que estos desde los puestos ganados pueden resolver los problemas que nos aquejan como país.


De mantenerse el estancamiento y la falta de movilidad en el estamento político partidario muchas situaciones podrían cambiar en el futuro cercano.


Sólo recordemos el hervidero post revolución francesa, el surgimiento de los enciclopedistas franceses y los cambios que se originaron en Europa al nacimiento del siglo 19.


En fin la gente espera ver un futuro más brillante y eso lo quieren visualizar mediante la participación política electoral, los dirigentes más brillantes que tenemos tienen que entender eso.


Por cuestiones particulares no pueden mantener el inmovilismo, la aprobación de una nueva Ley de Partidos Políticos es básica para llenar esas expectativas, el comportamiento honorable de nuestros dirigentes también es medido por encuestas no manipuladas pero sobre todo la reacción de una población frustrada puede dar al traste con la realidad que nos envuelve.


No dejemos pasar el tiempo sólo en defender intereses particulares, pensemos en el futuro colectivo, pensemos en nuestra Nación.


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