En los últimos días el Congreso Nacional ha reiniciado las discusiones sobre la ley de partidos políticos, sería oportuno que los legisladores valoraran la posibilidad de incluir en la misma, el debate electoral como un medio inexcusable de propaganda de los candidatos.
El debate debería darse en los tres niveles de elección de candidaturas: entre candidatos presidenciales, candidatos a senadores y candidatos a alcaldes. Cuando se trate de candidatos a Senadores, el debate debería ser en su misma provincia, frente a sus electores, lo propio debería hacerse respecto a los candidatos a Alcaldes.
El debate entre candidatos de igual nominación, es uno de los medios más democráticos de hacer campañas políticas; así, los candidatos tienen la oportunidad de carearse frente a los electores, y presentar sus propuestas respecto a los problemas sociales y políticos que le son inherentes, de acuerdo a la plaza o la demarcación por la cual se compite.
Debatir es confrontar ideas, es dar a conocer las intenciones de los candidatos respecto a sus electores, es una oportunidad para que la población pueda cuestionar a los candidatos sobre temas que son del interés general de la sociedad; así mismo, los electores tendrían la oportunidad de conocer las propuestas de sus candidatos y luego evaluar su cumplimiento.
Pero también en el debate, se transparentan las dudas públicas y se controlan los rumores y juicios morbosos, que suelen construirse en contra de la dignidad y el buen nombre de muchos de los candidatos, llegando incluso al punto de la difamación.
Con los debates la población puede conocer, no sólo la capacidad intelectual de los candidatos, sino además, sobre las fuentes de financiamientos de sus campañas, aspecto este que está íntimamente ligado a temas de elevado interés para la ciudadanía, como la corrupción, el soborno y el lavado de activos.
Otro tema que podría también ser objeto de debate, por el interés social que encierra, es el relativo a la declaración jurada de bienes o de patrimonio, que de acuerdo al sentido común, y al impacto que representa respecto a la transparencia, deberían realizar todos los candidatos a puestos electivos antes de inscribir sus candidaturas, y mostrar la evidencia por ante la Junta Central Electoral, como condición ineludible para formalizar la inscripción de la candidatura.
Por otra parte, la población se beneficiaría de los debates, porque aprende sobre temas de los cuales posiblemente no conozca, de igual modo, tiene la oportunidad de conocer sobre la posición o la forma de pensar de los candidatos respecto a temas de alta sensibilidad humana y social, lo que le permite discernir, sobre cual candidato conviene más elegir.
Con el debate se contribuye a elevar la calidad de los procesos electorales y de la actividad política en general, minimizando la cualquierización de las candidaturas, disminuyendo el pragmatismo, el clientelismo y otros males propios de nuestro modelo político. De esta manera se contribuye a educar a los electores, para que aprendan a votar por propuestas que beneficien a las mayorías, y no por simples acciones clientelares, como votar por el que le ofrece o le otorga alguna dádiva, y ya luego no tener más compromisos con la población que los elige.