TUCSON — Este verano, una vez concluido el curso escolar, es el momento elegido por muchas familias de indocumentados para regresar a sus países de origen, prefiriendo la autodeportación al temor que les generan las duras medidas migratorias de la Administración del presidente Donald Trump.
Tras pensarlo una y otra vez, la indocumentada mexicana Julia Ruiz ha decidido que este verano volverá voluntariamente a su pueblo natal en Puebla antes que vivir con miedo de ser detenida y separada de sus hijos.
“Nunca me había sentido con tanto miedo como ahora. Tengo miedo cuando salgo al trabajo, inclusive cuando voy a la tienda, tengo miedo de que la policía me detenga por una infracción de tráfico y me entreguen a la ‘migra'”, explica esta madre de tres hijos, todos ellos ciudadanos de EEUU.
Su hijo mayor, Miguel, de 15 años, será el único que se quedará en este país, con una de sus tías, para poder seguir sus estudios con la esperanza de que pueda ir a la universidad.
Esta madre soltera, que vive en EEUU desde hace 18 años, dice que con esta decisión lo que quiere es “proteger” a sus hijos más pequeños, de 6 y 4 años, que podrían quedar desvalidos si fuera detenida y llevada a un centro de detenciones a la espera de la deportación.
Este miedo ha ido creciendo día a día desde que en noviembre pasado ganó las elecciones Trump, que, en su opinión, les trata como unos “criminales”.
La “autodeportación” era el plan del candidato republicano a la Presidencia en 2012, Mitt Romney, que apostaba por el desgaste económico para reducir la inmigración irregular.
Si entonces los republicanos consideraban que al cerrarse el grifo de empleos en EEUU los indocumentados por voluntad propia saldrían del país, la Administración Trump apostó por la mano dura en la aplicación de las leyes migratorias para acelerar la salida de indocumentados.
Con esa presión y pensando que sus hijos pequeños todavía están en edad de adaptarse a una vida en México, Ruiz decidió regresar a un país que dejó cuando tenía 17 años.
“Sé que no será fácil, tendré que comenzar de nuevo, pero tengo el apoyo de mi familia y por lo menos ya no tendré que vivir con miedo”, dice.
Ruiz se sumaría así a una corriente de mexicanos que en los últimos años están decidiendo regresar a su país de origen, según datos del Centro de Estudios Pew, que en marzo pasado indicó que el número de mexicanos que viven en EEUU de manera irregular se ha reducido en más de un millón desde 2007.
Ricardo Pineda, cónsul de México en Tucson, Arizona, dijo que han recibido peticiones de apoyo de mexicanos que desean regresar voluntariamente a su país de origen, y que están “listos” para “asistir con las necesidades de la comunidad inmigrante”, incluida la ayuda en la compra de boletos de viaje.
El miedo de Ruiz se fundamenta en noticias como el notable aumento en el número de arrestados desde enero pasado, cuando Trump acabó con las prioridades de deportación establecidas por el expresidente Barack Obama para enfocarse en la expulsión de criminales antes que en las familias.
Desde entonces, más de 41,318 sospechosos de ser indocumentados a nivel nacional fueron detenidos, lo que representa un aumento del 40% en relación al mismo periodo del año pasado.
Otra familia que también ha decidido por la “autodeportación” es la de María Vázquez, que junto a su esposo, Manuel, ahorra todo lo posible para regresar a México.
“Ya hemos comenzado a vender las cosas de la casa. Nos quedamos con lo elemental”, explica.
Indica que las continuas noticias de detenciones y deportaciones afectan a su vida diaria, hasta el punto que ella sólo maneja cuando es “extremadamente necesario”, pues carece de licencia de conducir y sabe que esto puede suponer su detención y repatriación.
“Nunca pensé que algún día regresaríamos por cuenta propia a México, pero realmente la situación es muy complicada, es muy difícil”, dice Vázquez.
La mexicana asegura que nunca se había sentido realmente como una “indocumentada” hasta ahora.
“Siempre nos hemos dedicado a trabajar por nuestros hijos, no le hemos hecho daño a nadie, pero estoy cansada de que no nos den tan sólo una pequeña oportunidad de tener ‘papeles'”, lamenta.