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Por Marino Ramírez Grullón

Una chapucería que no se debe repetir


Una simple sanción o traslado no va a limpiar la credibilidad de la Policía Nacional en torno al bochornoso caso de Juan Comprés en Moca.

Creíamos superada esa etapa en que la llamada institución del orden plantaba pruebas de delitos a ciudadanos políticos o comunes para luego instrumentarles unos expedientes con el que no pudieran sortear los tribunales de justicia.

En esta ocasión a la Policía se le fue el tiro por la culata ya que en estos tiempos de globalización los ojos del gran hermano podrían estar observando por doquier.

Ojalá algún día se sepa qué o quién motivó a esa patrulla policial de Moca colocar drogas en el vehículo de un ciudadano que más que eso es un dirigente político popular situación que agravó la ilegal actuación de los uniformados encargados supuestamente de mantener el orden y la paz.

Lo de Juan Comprés nos trae viejos recuerdos de represión e ilegalidad por suerte esos tiempos han pasado aunque de vez en cuando se intentan reproducir en el presente.

Esas actuaciones individuales de Policías y algunos comandantes provinciales deben ser desterradas de esa institución para que verdaderamente la gente crea en ella.

No es la primera vez que todo tipo de sectores denuncian actuaciones ilegales de Policías sin que pase nada al final del camino, sólo una sanción y ya caso cerrado.

Eso no debe ser así, lo primero que han que preguntar es donde esos uniformados encontraron esa droga. Porqué actuaron en manada contra un simple ciudadano.

No contó la patrulla policial que se puede tachar de delincuentes que había un ojo mágico observándolos y grabándolos.

El escándalo ha sido mayúsculo pero el castigo muy simple por tanto muchos miembros policiales podrían repetir esa escena bajo el argumento impropio de que a los otros no les pasó nada.

El historial de la Policía Nacional no se resuelve cambiándole el nombre de Jefe por el de Director de la entidad, esa imagen negativa que tiene la institución tiene que ver con la formación, salarios dignos y sobre todo honorabilidad, profesionalidad y criterio en sus actuaciones.


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