Durante esta semana, el conjunto de los países que forman parte de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), se reunirán en Ciudad de México, en el marco del Foro de los Países sobre el Desarrollo Sostenible. La cita resulta importante para abordar los importantes retos que enfrenta la región para realizar una efectiva implementación de la Agenda de Desarrollo Sostenible o Agenda 2030.
Durante todo el año, se realizan distintos eventos que abordan las temáticas más importantes en torno al desarrollo sostenible. Los encuentros realizados sobre equidad de género, sobre desarrollo y cooperación en el Caribe, otros temas como la planificación económica y social, el enfoque estadístico, la ciencia y la tecnología, el medio ambiente, y otros temas de igual importancia, sirven para preparar una agenda amplia y ambiciosa sobre los desafíos para el desarrollo sostenible.
A nuestro parecer, el más importante tema a plantearse como desafío para América Latina, es la desigualdad social y las amplias brechas que existen en nuestros países. Una premisa importante de la lucha contra la pobreza y la desigualdad es que no podemos permitir que nadie quede atrás en los esfuerzos que realizamos, puesto que lo contrario, supone la perpetuidad de realidades que impiden el desarrollo sostenible de la humanidad.
George Gray Molina, Economista Jefe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, ha escrito preocupado por el estancamiento en la disminución de la desigualdad social, que se evidencia en América Latina y El Caribe, lo que lleva a lo que afirma es una “encrucijada” sobre qué debe hacer ahora la región para abordar el tema.
Para contrarrestar esta realidad, la ruta a seguir está clara. Se debe construir una agenda político-institucional, que responda efectivamente al avance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, y en torno a ella, generar alianzas público-privadas que sumen los esfuerzos del sector privado y de las Organizaciones No Gubernamentales a estos objetivos que tenemos en común.
Ya hay importantes ejemplos en la región, de instituciones privadas que han adoptado metodologías de desarrollo humano y social avaladas por los organismos internacionales, para que sus actividades económicas generen impacto social positivo que genere mejores condiciones de vida. Es un nuevo giro a la responsabilidad social de las instituciones privadas que, en el caso de nuestro país, estamos implementando desde la Vicepresidencia con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Este propósito va en línea con la recomendación de las Naciones Unidas, de movilizar recursos para atender las prioridades del desarrollo.
Tal y como lo plantea el reciente Informe de Desarrollo Humano 2016 que publica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, titulado “Desarrollo humano para todos”, la región afronta desafíos persistentes, especialmente privaciones de acceso a derechos sociales básicos. Otros retos se han acentuado, especialmente las desigualdades de género y las diferencias de ingresos.
Sin embargo, el informe también infunde esperanza de que es posible continuar avanzando por el camino del progreso, generando un desarrollo inclusivo, capaz de atender aquellos que se han quedado atrás, poner en marcha medidas para los grupos más vulnerables, construir un desarrollo humano resiliente y empoderar a los excluidos.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son fundamentales por derecho propio, a la vez que constituyen la herramienta para que los seres humanos desarrollen al máximo su potencial en la vida. Los desafíos que enfrentamos como región, requieren de nuestro esfuerzo y dedicación, pero más que nada, de nuestra voluntad política y social.