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Por Marino Ramírez Grullón

El trabajo de las comisiones


De hace muchos años desde los 12 años en que gobernó el doctor Joaquín Balaguer escucho que se han designado comisiones para investigar y dar informes finales sobre casos en que esté interesado en resolver el Poder Ejecutivo de turno.


Si se realiza una auditoría histórica no se sabe cuántos cientos de comisiones se habrá formado incluso desde la época de Trujillo siempre con el propósito de que se averigüen casos que bien podrían estar en manos del ministerio público ya sean por cuestiones civiles o penales.


Las llamadas comisiones siempre terminan apañando resultados ya que son innecesarias siempre y cuando sean las instancias correspondientes las que se deberían encargar de darle salida a cuestiones que originen preocupación ante la población.


Por tanto siempre he creído que en vez de fomentar las comisiones de investigación lo que debe hacer el Poder Ejecutivo de turno en cualquier momento es someter sus temas al Ministerio Público.


En los actuales momentos no escapamos a esa situación se debe haber formado decenas de comisiones para investigar casos de preocupación general que al final sus resultados finales no convencen a nadie.


Esto acaba de suceder con la cuestión del Consejo Estatal del Azúcar –CEA-, cuyo resultado pudo haber sido una decisión directa del Palacio Nacional sin que hubiera invertenido ningún órgano más ya que sus conclusiones no son nada excepcionales.


Podríamos tener en los próximos días o meses iguales informes de casos parecidos en manos de comisiones que de antemano ya han dado sus veredictos.


La población podría entender que dichos comisionados por casos específicos se conforman con la sola idea de que algunos órganos del Estado o instituciones no quisieran asumir una responsabilidad directa sobre un caso cuando pueden leer o escuchar sus conclusiones.


Lo más correcto es asumir las posiciones institucionales que manda la Constitución o las leyes y no rehuir a lo que toca cada quien.


Sin embargo estas son cosas del sistema y aunque finalmente no haya mucha credibilidad las famosas comisiones especiales integradas por iniciativa del Poder Ejecutivo seguirán formándose, al final para nada, sólo para justificar resultados pocos creíbles.


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