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Por Marino Ramírez Grullón

Hay que eliminar el oficio de sicario


Marino Ramírez

Es evidente que el oficio de sicario se ha establecido en el país de tal manera que ante la ineficiencia de la Policía Nacional y los organismos de seguridad del Estado, esta forma criminal de ganarse la vida ya es común.


No pasan días en que cualquier persona sea asesinada tomando como parámetro la utilización de motores de dos ruedas como vías fáciles para cometer el delito y huir de las autoridades.


El sicariato, tiene sus inicios en el hampa norteamericana principalmente de la época de Al Capone y otros traficantes no necesariamente de drogas que operaban en los años 50 en los Estados Unidos.


Con el tiempo y ante la proliferación del crimen organizado en varias partes del mundo la muerte del contrario se volvió una necesidad y ante la imposibilidad de poder hacerlo el ideólogo del delito pues enviaba sus sicarios.


En esta media isla la muerte por encargo se ha vuelvo un trabajo especial de tal manera que vemos a cada momento cualquier tipo de crimen por medio de este método propio de desalmados delincuentes que cobran por asesinar.


Las autoridades represivas dominicanas tan efectivas para perseguir históricamente a la oposición política hasta el momento no han dado pie con bola para frenar el crimen organizado que se manifiesta también mediante el sicariato.


La vida de cualquier ciudadano criollo y hasta de extranjeros residentes vale muy poca cosa, lo que determinen el promotor y el ejecutor del delito.


Las inversiones en tecnología y en hombres preparados para luchar contra la delincuencia está muy retrasada de tal manera que la Policía da pena cuando inicia la investigación de cualquier actividad delincuencial.


El afectado que denuncia un robo u otro delito en su contra es víctima hasta de la propia Policía que les solicitan hasta ayuda económica para poder continuar con el caso planteado.


Al final la gente termina abandonando su denuncia ya que en muy pocas ocasiones encuentra solución a su situación.


Los crímenes por encargo deberían tener la persecución de una unidad especial dentro de la llamada institución del orden, me parece que eso no existe.


Deben ser elementos policiales formados profesional y moralmente para luchar contra un mal que afecta cada día a nuestra sociedad.


Se ha planteado aparentemente que mientras menos hable el Director de la Policía antes Jefe que al final es lo mismo, y su vocero, menos se sabrá sobre la delincuencia y eso es un error, la proliferación del crimen principalmente por sicariato mientras más se apañe más abundará, sino averigüen con los afectados por esta epidemia de delincuencia moderna que tiene atado de manos al Estado.


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