La República Dominicana desde la pasada semana fue advertida sobre el paso del Huracán Matthew, el cual finalmente ha causado estragos muy lamentables principalmente en sectores muy vulnerables.
El paso de cualquier fenómeno atmosférico distrae la atención no solo de los dominicanos sino de los residentes de cual país que se anuncie afectaría.
Pero más que los efectos del huracán Matthew, los dominicanos desde el pasado lunes están conminados a enfrentar los efectos de otro huracán que lleva como nombre DGII, que dispuso un aumento en el precio de los marbete que los vehículos con más de cinco años de fabricación pagarán RD$1,500.00 para un aumento de RD$300.00 y los que tienen menos de cinco años de fabricación pagarán RD$3,000.00, para un aumento de RD$800.00.
Esta decisión del organismo oficial es dando fiel cumplimiento a la Ley 125-07 que establece en su artículo 9 que el impuesto anual sobre el derecho de circulación de vehículos de todo tipo debe ser revisado debido a la inflación.
Pero lo mismo ocurrió con el precio del peaje que fue aumentado en más de un cien por ciento y por más que algunos sectores trataron de oponerse los transeúntes no le quedó más remedio que aceptarlo.
Lo lamentable del caso es que a pesar que según las cifras del Banco Central establecen que el precio de la canasta familia no se corresponde con el salario que devengan los empleados públicos y privado, nadie se anima a hacer cumplir la ley.
En menos de dos meses los dominicanos empleados y desempleados han visto disminuir su poder adquisitivo con el aumento por un lado del precio del peaje, el aumento del precio de los marbetes, de los combustibles cada semana y el aumento indiscriminado de los componentes de la canasta familia.
Es bueno recordar que el presidente Danilo Medina en su primer mandato constitucional no hizo un aumento general de salarios, a pesar de estar consciente según sus propias palabras que con RD$10.000.00 nadie puede vivir en el país.
Los empleados públicos incluyendo guardias y policías quedaron como pericos en la estaca, esperando que el mandatario incluyera una partida en el presupuesto General del Estado para hacer ese aumento que tanto esperan los servidores públicos.