Es una pena ver a un funcionario como el Ministro de Defensa de la República Dominicana, el mayor general Rubén Darío Paulino Sem destaparse con unas declaraciones dando cuenta que los militares apostados en la frontera “hicieron su trabajo”, al momento que el médico Pedro Ureña y varios compañeros fueron secuestrados y cuyas pertenecienticas fueron despojados.
De verdad que en este país ya nada puede asombrarnos, debido a que no es posible que en la cabeza de nadie pueda caber que nuestros guardias, en vez de estar protegiendo nuestra franja fronteriza, lo que están es haciendo negocios.
No sé con qué propósito el Ministro de Defensa trata de tirarle la toalla a los dos guardias que habían en el lugar al momento del incidente, y quienes incluso les dijeron a los secuestrados que no podían hacer nada a favor de ellos.
El doctor Pedro Ureña narra que ello salieron ilesos, porque otro dominicanos a quien habían despojado también de su motocicleta le comunicó que no hablaran y que así se lo hicieran saber a sus demás compañeros, porque los haitianos pensaban que se trataba de americanos y no de dominicanos, ya que eran blanquitos y andaban con el casco protector puesto.
Y entonces como es posible que el Ministro de Defensa venga a decir ahora que esos dos guardias, que debieron pasar por un consejo de guerra, por traidores, hicieron su trabajo.
Esos profesionales que fueron secuestrados, por tratarse de americanos, según pensaban los haitianos no pasó lo peor, porque ellos saben muy bien que pasarle algo a un estadounidense, no pasaría igual que cuando nos agreden a los propios guardia en las narices de sus compañeros de arma.
Nuestros militares en la situación de cuidar nuestra frontera han demostrado cobardía, complicidad y todo lo que se pueda pensar, la mayoría lo que están es negociando con los haitianos, en perjuicio de nuestra Soberanía Nacional.
Es necesario que se defina bien claro cuál es el papel de los guardias encargados de vigilar la frontera, no importa lo que puedan decir los organismos internacionales.
Es penoso ver la soberbia de los haitianos frente a los dominicanos, es penoso ver como ellos penetran a nuestro territorio a agredir a nuestros dominicanos incluyendo a nuestros militares.
No quisiera pensar que el comportamiento de nuestros militares obedece a instrucciones de los más altos niveles de que a los haitianos no se le pueden tocar ni con el pétalo de una flor.