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Roberto Valenzuela

La trayectoria del jefe de la DNCD


A José Eugenio Matos de la Cruz, presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), lo conocí (junto al amigo común Raúl Pimentel) hace tiempo, en el sector San Juan Bosco, cuando recién salía de la academia militar. Era un segundo teniente asignado al Departamento Nacional de Investigaciones (DNI): un joven muy discutidor, inquieto y honrado.


Hago el preámbulo para decir que si no ha cambiado (tengo mucho tiempo que no lo veo) es un oficial íntegro y bien preparado. El propio presidente Danilo Medina salió en su defensa, cuando fue nombrado como jefe del Ejército y la exdiputada Minou Tavárez Mirabal denunció que su designación era para frustrar la investigación contra su padre, Ramiro Matos González.


Minou es hija de los reputados héroes antitrujillistas Manolo Tavárez y Minerva Mirabal. La carismática Minerva, junto a sus dos hermanas, fue asesinada por la dictadura trujillista el 25 de noviembre de 1960. Y el gran Manolo fue ejecutado luego del intento fallido de establecer una guerrilla en la loma de la Manacla. Él y sus compañeros se entregaron a las autoridades, pero fueron ejecutados.


Minou y su hermano Manuel Enrique interpusieron una querella en contra del exsecretario de las Fuerzas Armadas, Ramiro Matos González, y los oficiales y alistados que estaban bajo su mando, a los que acusan de torturar y asesinar a los combatientes de la guerrilla, el 21 de diciembre de 1963. Acusan a Matos González de crímenes de guerra.


Luego, la Procuraduría General de la República archivó el expediente, lo que disgustó a los querellantes. Desconocemos las motivaciones de la Procuraduría para archivar (desestimar) el expediente, pero eso será material para otro artículo nuestro.


Cuando al presidente Medina se le preguntó sobre el sometimiento y la queja por el nombramiento del nuevo jefe del Ejército, respondió con breves palabras, diciendo que de lo que él estaba seguro es que Matos de la Cruz es un oficial pulcro, correcto y bien preparado.

He hecho el anterior relato para decir que quienes conocemos a Matos de la Cruz desde hace tiempo esperamos que su llegada a la enmarañada DNCD no le dañe su buen historial en las Fuerzas Armadas.


Para nadie es un secreto que las agencias antidrogas en RD y el mundo entero están como la arepa: candela arriba y candela abajo. Tienen que combatir el flagelo de las drogas; pero algunos de sus agentes tienen doble ropaje: combaten, pero cobran peaje a los narcotraficantes. Y de la complicidad que a veces se da entre algunas instancias de poder (en sectores políticos) y los narcos se pueden escribir muchos libros.


A todo esto, tenemos cada vez más jóvenes enfermos con la drogadicción. Solo el que tiene un hijo, una hija drogadicto sabe la desgracia que significa para una familia cuando uno de sus miembros cae en la adicción a las drogas.


La primera prueba de fuego de Matos de la Cruz fue un tiroteo en el sector Capotillo, con dos piñeros muertos y tres heridos. Por más justificaciones y vueltas que uno dé a ese caso, ahí hubo un exceso. Pues de la misma forma que he alabado el buen juicio de Matos de la Cruz, debo decir que hay muchos agentes sin conciencia y respeto por la vida de los residentes de los barrios pobres.


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