SAO PAULO.- Uno de los principales desafíos del presidente que los brasileños elegirán el domingo es retomar el combate a la pobreza en un país que hace una década consiguió retirar a unos 30 millones de esa condición pero en el que el número de pobres subió de 17,1 millones en 2014 a 23,3 millones en 2018.
El total de brasileños que vive por debajo de la línea de la pobreza y sobrevive con menos de 232 reales (unos 60 dólares) al mes aumentó un 33 % en cuatro años y alcanza a 23,3 millones, un número mayor que toda la población de Chile, de acuerdo con un reciente estudio de la Fundación Getulio Vargas.
Pero el aumento de la pobreza extrema, la de aquellos que viven con menos de 34 dólares al mes, fue aún mayor. Tan solo el año pasado creció un 11 % y golpeó a cerca de 15 millones de personas, el 7 % de la población, según un estudio realizado por LCA Consultores con base en los datos suministrados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ibge).
La lucha contra la pobreza supone uno de los grandes retos para el futuro presidente de Brasil, un país que figura entre los más desiguales del mundo, según la ONU.
La propuesta de mayor peso en ese área entre la mayoría de los candidatos es la de mantener el subsidio a los pobres conocido como “Bolsa Familia”, un programa social impulsado por el Gobierno del entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y que ayudó a sacar de la pobreza a cerca de 30 millones de brasileños.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Brasil eliminó el 75 % de la pobreza extrema en una espectacular racha a lo largo de diez años a través principalmente del “Bolsa Familia”, un subsidio que varía entre 85 y 195 reales (entre 21 y 48 dólares) y se destina a familias de renta mensual de hasta 178 reales por persona (44 dólares).
Sin embargo, ante la severa recesión que golpeó Brasil en 2015 y 2016 y de la que el país apenas ahora empieza a mostrar señales de recuperación, todas las regiones del país han vuelto a registrar un avance de la pobreza extrema, debido sobre todo a la expresiva caída de las tasas de empleo formal, según apuntó LCA en su informe.
El “Bolsa Familia” fue una de las banderas de Lula, hoy encarcelado por corrupción y quien llegó a ser el abanderado del Partido de los Trabajadores (PT) antes de que la justicia vetara su candidatura a raíz de su condena en segunda instancia.
Sus programas sociales beneficiaron especialmente a la población del nordeste brasileño, la región más desfavorecida del país y que hoy, de acuerdo con el estudio de LCA, concentra más de la mitad de las personas que cruzaron la línea de la pobreza extrema.
Durante años Lula dio destaque a sus buenos resultados en la lucha contra la pobreza y antes de ser inhabilitado como candidato tenía alrededor 40 % de apoyos.
El expresidente ha conseguido transferirle una parte de los votos a Fernando Haddad, exministro de Educación y quien registró una escalada en los sondeos después de que fuera nombrado su sucesor en el Partido de los Trabajadores como candidato presidencial.
Haddad figura en segundo lugar en las encuestas, por detrás del ultraderechista Jair Bolsonaro, un capitán de la reserva del Ejército simpatizante de la dictadura militar brasileña (1964-1985) que se presenta como la cara de la “nueva política”.