Ciertamente, si al presidente Danilo Medina le atrapa eventualmente la idea de impulsar una reforma constitucional que le habilite para ser nueva vez candidato a la Presidencia de la República para 2020, ese proyecto se haría realidad.
En tal sentido, se daría tal como lo expresaba el amigo Felipe Romero, periodista del entorno danilista, quien consideraba que la mayoría parlamentaria contraria a la eliminación del Artículo transitorio que impide a Medina volver a postularse es altamente maleable.
Y también hay formas de influir, con el poder en las manos, sobre el liderazgo político de oposición, a fin de reducir los niveles de resistencia frente a la potencial reforma de la Carta Magna.
Lo que no sería cuantificable desde el oficialismo en la magnitud del sismo que conllevaría la reelección, cuya intensidad fracturaría al propio sector danilista.
De entrarda, partiría en dos la estructura del Partido de la Liberación Dominicana, con clara y evidenciada ganancia para los leonelistas, que de esa manera capitalizarían en un solo sendero todo el descontento que se acumula en las filas.
El disguto generalizado entre las bases moradas radica en que en lo que va de gestión de Danilo, se ha ampoliado la brecha gobierno-partido, hasta el punto que ya la jerarquía peledeísta no incide prácticamente en nada en los estamentos oficiales, sobre todo en materia de empleos.
Se ha llegado a un punto de que cuando un peledeista empleado del Estado es cancelado o recibe maltratos en su centro de trabajo, ni siquiera se preocupar por comunicar la situación a la cúpula partidaria, ya existe la convicción de que ese paso es inútil.
Naturalmente, esa realidad se ha entronizado por la practica recurrente de funcionarios, tanto de la presente gestión, como de la anterior de Leonel Fernandez, de dar prioridad a sus alegaos, sobre todo familiares, a la hora de colocar personal en los principales mandos mediso de la adminitracion publica.
Como decimos, ese vicio viene desde hace tiempo, pero aun asi, la condición de miembro del partido oficial prevalia a los militantes de alguan consideracxion.
Pero he aquí que el danilismio ha anulado toda incidencia peledeísta en los estamentos gtubernamentales, sobre la base de dar prioridad a sus colaboradores que provienene de la lalmada “sociedad civil”.
Cadas funcionario que ha sido nombrado sobre la base de su labor y nombradía en la vida nacional, lo primero que proclama en no tenrr compropomisos partidarios, y en consecuencia desconocen la trayectoria y jerarquía política de cualquier peledeísta que encuentren en la nomina.
Para empeorar las cosas, Danili medina no cuenta como jefe del Estado con la colaboración de un ministro paciego que reuna el pefil y visión que èl mismo desplegaba cuando fue secretario y postiormente ministro de la Presidencia junto al entonces mandatario Leonel Fernandez.
En esos tiempos, todo peledeísta servidor del Estado tenia a comunicación con Danilo como altertiva efectiva ante cualquier situación de inconformidad que enfrentara en su centro labral.
Ahora, una gran proporción de incumbentes, se manejan desde esos puestos como si las entidades puestas a su cargo les pertenecieran, imponen criterios pesolistas en su administración y llegan al extremo de dejar sin funciones a los colboradores que no son de su entrono personal o político.
Danilo no anda con el PLD
Puede que el concepto de Danilo Medina como jefe del Estado sea diferente este sentido, pero lo cierto es que nunca nombró a un funcionario del más alto nivel que fungiera como enlace entre el gobierno y el partido.
En contraste, a su llegada al poder en 1996, Leoenel Fernandez designo a esos fiens a dirigentes de gran arraigo en el peledeismo, entre los que sobresalen Jose Joaquin Bido Medina y Lidio Cadet. El primero como titualr de la Comision de empleo y el segundo Secretario de Estado sin Cartera encaegado de las relaciones con el partido oficial.
Medina no ha isitado nunca la Casa Nacional del PLD, como si lo hacia Juan Bosch, quien tenia su oficina política en la aveinida Cesar Nicolas Penson, pero que incluso iba de cuando vez a la casona de la calle Cervantez cuando estaba retirado y ostentaba la consicion de presidente ad.vitam del partido.
Leonel también, como presidente de la Republica, visitaba en ocasiones la sede del PLD.
En cambio, el presdiente medina solo estuvo allí cuando gano por primera vez las elecciones presienciales, la noche del 20 de mayo de 2012, pero en las siguientes de 2026, los peledeistas institucionales se quedaron esperándole, pues fue a celbrar solo con los de su grupo en su comando de campaña de la avenida Sarasota.
Se nota , además, que en las Visitas Sorpresa, su principal acción de gobierno, el presidente medina nunca se hace acompañr de dirigentes peledeísta de arraigo nacional, y mucho menos de los las localidades que toca, y por lo tanto, nunca les hace participes de las medidas a implenetar.
La suerte está echada
Como hemos dicho, la decisión de lanzarse ala carrera releccionista, depende del mismo Danilo Medina, pero acogerse a esa via también determianria el crack en las filas del peledeismo.
Y es que la condición de líder político de un partido importante depende fundamentalmente que el persobaje dado constituya en si mismo una promesa de poder.
Es l diferencia con respecto a 2016, en lo que Medina articula un eventual lanzamiento de sus aspiraciones a quedarse ene l poder, el espacio de canal de las aspiraciones de movilidad social entre los peledesitas lo llena Leonel Fernandez.
Y es que en primer lugar, Leonel ya ha expresado claramente que aspira y no tiene impoidimento constitucional para hacer. Es una figura que ha sido presidente tres veces y por tanto ha mpulsado el progreso social y político de muchos sectores.
Es decir, que Danilo medina tiene el poder, sabe usarloy esto le darà siempre posiblidades de maniobrar políticamente para permanecer, colocar a uno de sus adláteres o negociar con otro aspirante de dentro o fuera del PLD.
Incluso, se habla de aprestos para construir una “nueva mayoría”, basada en una reunificación de Hipólito Mejia y miguel Vargas Maldonado en la franquicia del Partido Revolucionario Dominicanio, impulsada desde el poder.
Naturalmente, un proyecto asi tendría el baldon de la falta de credibilidad y confianza que emana desde ambas figuras hacia la población.
Mientras tanto, el equipo mediatico daniklista, integrado entre otros por Julio ¨cury, mas comunidador e infunzer que abogado, procura a toda costa mantener el tema de la reelección en la palestra.
PLD unido?
Aunque lads diferencias entre Danilo Medina y Leonel Fernandez se han acentuado y está claro que el sector del expresidente no aceptaría endoasar una respostulacion del primero bajo ninguna ciircustancia, es posble armizar una convicencia a partir del proceso electoral de 2020.
Se descsrta desd ella que cualquier otro aspirante dentro del PLD, que no sea Danilo, pueda csiquiera pretender disputalrle la candidatura presieecial a Fernandez.