SANTO DOMINGO.- El ministro de Hacienda, Donald Guerrero Ortiz, expresó su oposición con las apreciaciones difundidas el pasado lunes por el representante del Banco Mundial en el país, Alessandro Legrottaglie, quien consideró que la deuda pública lleva una tendencia al alza y debe ser contenida.
Guerrero Ortiz expresó que las apreciaciones de Legrottaglie, publicadas por Listín Diario, “no se sustentan en las informaciones disponibles ni en los hechos sustentables”.
Señaló que “el nivel de deuda no se encuentra ni siquiera entre los más altos de la región”, porque para el Sector Público no Financiero, “la deuda de la República Dominicana se encontraba en alrededor del 39% del PIB al cierre de 2017, cuando el promedio de la región era de 44%.
El ministro sostuvo que pese a los limitados ingresos del Estado, que en promedio representaron el 14.9% en 2017 frente al 23% del PIB regional de América Latina, el gobierno realiza una gestión de los recursos públicos de forma equilibrada y sin poner en riesgo su sostenibilidad en el tiempo.
Afirmó que en tan solo cinco años, más de 1.2 millones de personas salieron de la pobreza, gracias al crecimiento económico y a las políticas sociales emprendidas por el gobierno del presidente Danilo Medina.
Guerrero Ortiz manifestó que se trata de una reducción de la pobreza en 13.9 puntos porcentuales, “cifras que no tienen mucho precedente a nivel mundial” y que unidas a una disminución de 0.496 en 2012 a 0.457 en 2017 del índice Gini, que mide la desigualdad en la distribución de los ingresos, evidencian que las políticas públicas puestas en marcha desde 2013, dedicando una mayor inversión en la educación, el sector agrícola, las Mipymes y los programas de protección social, han alcanzado resultados satisfactorios.
Contrario a la afirmación del representante del Banco Mundial que consideró “elevado” el gasto público en salud, pero sin mejorar el sistema de salubridad, Guerrero Ortiz señala que “la realidad es que los ingresos tributarios son bajos y esa es la principal limitación para la provisión de bienes y servicios públicos, aun estando en la frontera de eficiencia en el uso de los recursos”, sostuvo el funcionario.
Puntualizó que en ese contexto de estrechez de recursos fiscales y la necesidad de atender las legítimas demandas de la sociedad por más y mejores servicios públicos es que debe analizarse la evolución de la deuda pública.
Consideró que el tamaño de la deuda tampoco es el principal indicador de riesgo porque “el país ha logrado acceder y goza de la confianza de los mercados internacionales, lo que ha propiciado que tres agencias calificadoras de riesgo mejoraran su calificación durante los últimos tres años”.
El funcionario indicó que en los últimos años se ha reducido la proporción de deuda en monedas extranjeras de un 84% en 2013 a un 74% a junio de 2018, (reduciendo la exposición a fluctuaciones en los tipos de cambio); “mientras que alrededor del 88% está contratada a tasas fijas, con lo que el riesgo de aumentos de tasas de interés solo afecta marginalmente”.
Defendió la gestión de la deuda del país basada en bonos en moneda local y manejo de pasivos que bajan el nivel y mejoran su perfil.