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Especial de Manuel Espinosa Rosario

Cierra las puertas y apagan las luces en el Tupinamba Bar , de San Juan


San Juan de la Maguana.- El emblemático centro de diversión Tupinamba Bar, fundado en 1941, finalmente dejó de existir, se apagaron sus luces, se cerraron sus puertas, dejando en el recuerdo de varias generaciones 76 años de buena música, esparcimiento, alegría, orden y disciplina implantadas por sus cuatro dueños.


Tupinamba Bar proviene de la palabra Tupinambá, que quiere decir: lo primero, lo más antiguo, y se refiere a una tribu indígena de Brasil que formaba parte de los tamois, los temimino, los tupiniquim y los tipinambáes, según se ha podido averiguar.


No es para menos, todos los sectores sociales, comerciales y de servicios no dejan de expresar su pesar por la desaparición para siempre de una de las reliquias de este municipio, el que durante poco más de siete décadas y media se caracterizó por acoger en sus instalaciones a una legión de la clase media y alta de la zona.


Fue fundado por Publio Franjul, banilejo, en la intersección de las calles Independencia con Colón. Ahí funcionó por varios años, trasladándose a su lugar definitivo, Independencia con Sánchez, frente al parque central que lleva el nombre del patricio Francisco del Rosario Sánchez, donde finalmente cerró sus puertas y apagó sus luces.

Franjul le rentó a Manuel Emilio Cuello (Neneno), la casa de la Independencia con Sánchez, lo que se convirtió en su hogar definitivo, y cuando retornó a Baní le vendió el nombre a Neneno, éste se lo vendió a Vinicio Sánchez, y finalmente fue adquirido por Ramón Danilo Bello Orozco, ambos fallecidos.


Carias Lavandier, quien dirigió una orquesta, y entre las piezas musicales que tocada una decía: “Si quieres bailar, debes visitar el Tupinamba Bar, si quieres gozar, debes visitar el Tupinamba Bar, si quieres disfrutar, debes visitar el Tupinamba Bar”.


Ya para esa época, 1941, la mayoría de los parroquianos que asistían al mejor restaurante de esta ciudad, tomaban nada más y nada menos que Carlos Primero, cuyo precio para entonces era de RD$12 la botella, según informo Francisco Cuello, quien lo tuvo rentado por espacio de cinco años y quien en la actualidad cuenta con 92 años de edad y reside en la calle Capotillo esquina avenida 27 de febrero.


Ninguno de los dueños ni arrendatarios cobró entrada, tampoco era necesario ser socio, pues no se trataba de un club, un casino, sino un restaurante de expendio de bebidas alcohólicas, según Francisco Cuello.


El señor Francisco Cuello, quien estuvo presente en la inauguración, con 17 años de edad, cuenta que cando se celebraba fiesta en el referido establecimiento, se les exigía a los hombres asistir con vestuario formal, traje y corbata, las mujeres con sus mejores atuendos.


Desde su fundación hasta su cierre, ocurrido la semana pasada, se mantuvo la prohibición del ingreso a sus instalaciones con armas de fuego, para cuyo fin siempre se contrató personal a quienes se les entregada el artefacto, se introducía en una gaveta, el empleado se quedaba con una llave y se le entregada la segunda al propietario.


En 76 años de servicios ininterrumpidos se pueden contar con los dedos de una sola mano, y posiblemente sobren dedos, las veces que en su interior se originaron incidentes entre parroquianos, no así al frente del mismo, y todo, por el nivel social y económico de quienes los visitaron.


Con el cierre del tradicional y legendario centro de diversión, San Juan de la Maguana pierde su mejor centro de diversión sana.


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