Ha quedado demostrado una vez más que cuando nuestros gobernantes se disponen a hace algo a favor de las grandes mayoría lo logran a pesar de la resistencia que puedan tener.
Vivimos en una sociedad presidencialista, a pesar de los avances que haya podido lograr a lo largo de los tiempos la democracia, la cual dicho sea de paso a vece se convierte en libertinaje.
Se habla mucho el sistema más perfecto para los hombres convivir en paz es la democracia, pero eso a veces pone a uno a dudar.
Es sabido por todo que la democracia que tenemos en la República Dominicana tiene sus limitaciones, las cuales en algunas ocasiones son perjudiciales para la gran mayoría de dominicanos y dominicanas.
El crecimiento de la delincuencia en el país es fruto precisamente de esa democracia, donde la palabra del presidente no tiene el peso específico que tenia en el pasado.
En una sociedad civilizada las leyes las hacen los congresistas es para que toda la sociedad se rija por ella y no para que sean amplicadas a conveniencia de determinada persona o conglomerado social. Los presidentes a la hora de asumir la primera magistratura del Estado lo primero que hacen es "cumplir y hacer cumplir las leyes" y en la mayoría de los caso incumplen ese juramento.
Pero el pasado lunes quedó evidenciado que cuando un presidente se empantalona y asume con firmeza una determinación la misma es cumplida.
Digo esto con relación al caso de John Percival Matos, que había cometido el atraco de un camión de valores en La Sirena de Villa Mella y el atraco ocurrido en Bella Vista Moll y habían pasado tres meses el andando por las calles del país y nadie pudo verlo y apresarlo.
Fue necesaria la intervención del presidente Danilo Medina, quien reunió al director de la Policía y a los responsables de los organismos de seguridad del Estado para que este joven fuera detenido y sometido a la acción de la justicia.
Si el presidente no se empantalona este joven estuvieran circulando por nuestras calles y planeando cual sería su próxima víctima.
Pero todo parece indicar que ciertamente este joven contaba con la protección de altos oficiales dentro del seno de la Policía Nacional, los cuales preferian que este fuera asesinato antes de ser apresado con vida y que pudiera delatar a sus cómplices.
La muerte del joven, que pudo muy bien ser detenido con vida, demuestra una vez más la policía que se gastan los dominicanos y dominicanos.
Esperemos ahora que el compañero de travesuras de John Percival Peña, Brayan Félix Paulino sea detenido con vida, para que se determine cuales eran los cómplices que tenian, que en más de tres meses no pudieron localizarlos y apresarlos.