top of page
Por fuente externa

Apresan a tres hombres sospechosos de lavar dinero de la cocaína para cartel de Colombia


Nueva York.- Tres hombres sospechosos de lavar dinero de la cocaína para el cartel colombiano han sido capturados luego que, según agentes, trataran de introducir ilegalmente $500,000 en bancos de Miami a través de una serie de complicadas transacciones financieras que se extendieron desde Australia hasta Europa.

Pero el historial de los tres tiene un rasgo único: se sospecha que son asociados del grupo terrorista Hezbolá del Medio Oriente.

El cabecilla del grupo es Mohammad Ahmad Ammar, de 31 años, quien vivía en Medellín, Colombia.

El fue encerrado discretamente la semana pasada en una cárcel de Miami-Dade para enfrentar cargos estatales de lavado de dinero de mayor cuantía en un caso que pone de manifiesto el creciente escrutinio por parte de las autoridades en el papel de los grupos terroristas del Medio Oriente que utilizan sus redes financieras en América Latina para ganar millones en el campo del narcotráfico.

Conjuntamente con Ammar, otros dos asociados de Hezbolá enfrentan cargos en el mismo caso. Uno de ellos está bajo custodia en París, mientras que el otro se mantiene fugitivo de la justicia, posiblemente en el Líbano o en Nigeria.

La Administración para el Control de Drogas (DEA) investigó el caso conjuntamente con la Fuerza de Choque de Lavado de Dinero del Sur de la Florida, un grupo de investigadores federales y estatales que recientemente ayudaron a capturar a unas 22 personas sospechosas en una operación a gran escala conectada con el capo mexicano de la droga Joaquín “El Chapo” Guzmán.

“Tanto los narcotraficantes como los terroristas potenciales y los lavadores de dinero deben aprender que el condado Miami-Dade no es el lugar para sus negocios sucios”, dijo la fiscal estatal de Miami-Dade Katherine Fernández Rundle en un comunicado.

La participación de grupos terroristas islámicos radicales en América Latina no es nada nuevo, pero ha aumentado en años recientes, de acuerdo con las autoridades federales y con expertos de seguridad.

En noviembre del 2012, un reporte del Congreso sobre la seguridad fronteriza señaló que América Latina “se ha convertido en un centro importante de lavado de dinero y recaudación de fondos” para Hezbolá, el grupo musulmán chiíta clasificado como organización terrorista por el gobierno de EEUU. El grupo, radicado en el Líbano, ha sido un aliado clave del dictador sirio Bashar al Assad en la sangrienta guerra que ha dezmado el país durante los últimos cinco años.

“La idea de que grupos terroristas, especialmente islamistas, están usando América Latina como lugar para hacer lavado de dinero, narcotráfico y otros comercios ilícitos se conoce ya desde hace algún tiempo”, dijo en una entrevista Jerry Haar, experto en América Latina de la Universidad Internacional de la Florida.

En febrero, la DEA anunció una “actividad policial significativa” contra personas vinculadas con Hezbolá. Los esfuerzos de la DEA en la “Operación Casandra” tuvieron lugar luego de que el Departamento del Tesoro de EEUU anunciara sanciones contra aquellos que financien a Hezbollah, de quienes se cree son capaces de ganar $400 millones al año a base del narcotráfico y el lavado de dinero.

Se desconoce exactamente cuánto dinero generado por medio del lavado del dinero de la droga se usa directamente para financiar ataques terroristas. Muchos de esos asociados de negocios como en el caso de Ammar “se preocupan más de generar dinero que de doctrinas religiosas o políticas”, aunque ellos envían constantemente dinero a sus manejadores en el Medio Oriente, de acuerdo con una orden de arresto.

Arrestos relacionados con Hezbolá y provenientes de América Latina ya se han llevado a cabo en el sur de la Florida.

En el 2008, un libanés llamado Chekri Harb fue arrestado y convicto como parte de una banda colombiana de tráfico de cocaína a gran escala. Las autoridades de EEUU no mencionaron a Hezbolá en los documentos del encausamiento, pero agentes colombianos de seguridad describieron a los acusados como personas con vínculos a dicho grupo.

Agentes federales arrestaron en el 2010 a tres empresarios del sur de la Florida acusados de exportar juegos de video y otros productos electrónicos a un centro comercial en Paraguay que se afirma servía de tapadera a Hezbollah. Ellos acabaron siendo convictos de cargos no relacionados con el terrorismo.

El área sin ley en las fronteras de Paraguay, Brasil y Argentina ha sido identificada por mucho tiempo por Estados Unidos como un punto clave de lavadores de dinero que envían sus ganancias al Medio Oriente.

El reciente caso de Miami se derivó de la investigación de la DEA de operaciones colombianas de tráfico de cocaína que produjeron docenas de arrestos por narcotráfico y lavado de dinero.

Bajo custodia en Miami está Ammar, descrito en documentos judiciales como un asociado de Hezbolá cuyo trabajo era lavar dinero para la operación colombiana de tráfico de cocaína conocida como “La Oficina”, una rama del notorio cartel de Medellín.

Se sabe que él lavaba dinero a través de Holanda, España, el Reino Unido, Australia y Africa, de acuerdo con una orden de arresto. Ammar está acusado de ocho cargos de mayor cuantía, entre ellos lavado de dinero y conspiración para lavar dinero; los archivos judiciales no mencionan un abogado defensor.

De acuerdo con documentos judiciales, su padre es un asociado de Hezbollah bien conectado que vive en Los Angeles, donde su hijo Ammar fuera arrestado el mes pasado.

También enfrenta cargos Ghassan Diab, otro supuesto asociado de Hezbollah radicado en Nigeria. De acuerdo con documentos judiciales, Diab está relacionado con un “miembro de alto rango de Hezbollah que tiene acceso a numerosas cuentas de banco internacionales”. El se mantiene prófugo de la justicia, posiblemente en Nigeria o el Líbano.

El tercer hombre que enfrenta cargos es Hassan Mohsen Mansour, otro asociado de Hezbolá con doble ciudadanía libanesa y canadiense. El está detenido en París, y enfrenta cargos separados pero similares de lavado de dinero en los tribunales federales del sur de la Florida.

La orden de arresto de 42 páginas parece el argumento de un thriller de espionaje internacional, y detalla una complicada red de comunicaciones en clave entre cómplices en países ,muy lejanos unos de otros – algunos de los cuales trabajaban en secreto como informantes – y turbias transacciones financieras en seis continentes distintos.

Una fuente confidencial informó por primera vez sobre Ammar a agentes de la DEA en Miami a principios del 2014, y le presentó a un segundo informante confidencial que grabó en secreto sus.


0 visualizaciones0 comentarios
bottom of page